El ídolo de Boca recordó su infancia y relató una anécdota que define su pasión por el fútbol.


En épocas de Copa Libertadores, Boca obtuvo el pase a semifinales y se permite soñar con la séptima conquista. Y si puntualizamos en esta prestigiosa competencia, y a la vez lo relacionamos con el Xeneize, rápidamente se asomará el nombre de Juan Román Riquelme.

Uno de los máximos ídolos del club supo conquistar este torneo en tres ocasiones y ha dejado una gran huella en la historia del fútbol. Hasta el día de hoy, épocas en las que se desenvuelve como dirigente, recibe una gran cantidad de homenajes.

EA Sports, una de las grandes compañías en la era de los videojuegos, veneró al actual vicepresidente del club de la Ribera y recientemente lo ha presentado como una de las ‘Leyendas’ en la edición FIFA 21.

Para celebrar esta aparición, el ídolo del club de la Ribera tuvo una entrevista con Goal y allí no solo repasó algunos detalles puntuales de su carrera, sino que también recordó algunas anécdotas en su Don Torcuato natal:

“Mi mamá me había anotado en Catequesis; me escapaba por la otra puerta y volvía a jugar a la pelota hasta la noche. No iba, no tomé la comunión”. 

En cada una de sus declaraciones, el exjugador devenido en dirigente menciona a sus orígenes y sus comienzos en este hermoso deporte. Y esta vez, no fue la excepción:

“Yo soy muy agradecido al lugar donde nací, soy feliz yo en ese lugar. Don Torcuato es maravilloso. Fui un afortunado de poder criarme en Don Torcuato y lo sigo disfrutando, sigo jugando con los mismos amigos que tuve de chiquito, sigo viviendo en Don Torcuato. Yo sabía que de General Paz para Capital era Riquelme y cuando pasaba General Paz para el lado de Provincia ya era Román de nuevo”.

Por último, cerró:

“Es el juego más lindo que conocí. Era muy lindo hacerlo de chiquito con mis amigos, desde que volvía del colegio a las 12 hasta las 8 o 9 de la noche. Y después, cuando pasó a ser lo mismo profesionalmente, lo he disfrutado muchísimo”.