Te mostramos los detalles del nuevo esquema planteado por Bianchi para este 2014. ¿Será el que reemplace al clásico 4-3-1-2?

Carlos Bianchi jamás se conforma, quizás esa sea una de las claves de su pasado exitoso. Su esquema de cabecera es el 4-3-1-2, pero tras un semestre con muchos altibajos, el entrenador parece decidido a apostar a un nuevo dibujo táctico que le sirva de alternativa para cuando no pueda contar con Juan Román Riquelme.

En el semestre pasado, el 4-4-2 fue la manera en que el Virrey intentó disimular las ausencias de su enganche titular, pero en esta pretemporada de verano ya está ensayando una nueva alternativa.

El nuevo dibujo que el entrenador sigue pergeñando es el 4-2-3-1, el cual intentaremos analizar en relación al poco exitoso 4-4-2 del último semestre.

Defensa: Agustín Orion seguirá siendo el arquero y la línea defensiva no modificará sus formas. Con dos laterales puros, y dos zagueros centrales, seguirá apostando a una línea de 4 en el fondo. Las incorporaciones de Juan Forlín y de Hernán Grana, pueden aumentar cualitativamente el nivel de una inestable defensa.

Mediocampo: En este sector es donde se producirían las variantes más significativas. En el 4-4-2 la línea media incluye 4 volantes, generalmente dispuestos en línea, con dos volantes externos que deben trabajar a lo largo de todo su carril y con dos interiores, uno más suelto para sumarse a la faz ofensiva y otro más posicional para colaborar con los defensores centrales. Esa línea media que por momentos adopta la forma de un cuadrado, muchas veces atenta contra la gestación de fútbol en la zona de tres cuartos. Es que la ausencia de un típico enganche genera la falta de una referencia en donde puedan apoyarse los laterales y volantes exteriores, quienes al no tener opciones de pase centrales, generalmente buscan llegar hasta el fondo con pelota dominada lo cual favorece a los laterales del equipo rival.

Otro rasgo negativo que suele ofrecer el 4-4-2, es la falta de sociedades externas ya que en cierto modo omite la importancia de buenos administradores en zonas neurálgicas. La utilización de dos volantes centrales y dos volantes externos en detrimento de uno o más creativos, propicia la merma de la capacidad asociativa y organizativa del equipo ante la falta de esos especialistas.

Por el contrario, viendo la disposición de los jugadores en este nuevo dibujo versión 2014, se aprecia que la ubicación de los futbolistas facilita la conexión entre líneas, producto de una mayor presencia en zonas internas. A su vez, el 4-2-3-1 permitiría mayor versatilidad ya que es un esquema menos estructurado, que organiza a los intérpretes formando triángulos, lo que implica dos opciones de pase para cada futbolista

Más allá de lo estructural, será clave la labor del volante interior de esa línea de 3 ubicada por detrás de un único delantero de referencia (Emmanuel Gigliotti). Ese mediocampista interior, de características ofensivas, será un pivote que ocupará espacios a espaldas de los volantes rivales y de frente a los defensores contrarios. El juvenil Luciano Acosta es quien en principio tendrá asignado ese rol.

Ataque: La utilización de un único delantero en lugar de dos atacantes, quita referencias a los defensores rivales. Será indispensable que Gigliotti o quien eventualmente desempeñe esa función, se mueva inteligentemente, entrando y saliendo de la jugada para provocar el desplazamiento de los defensores rivales, permitiendo de ese modo la llegada sorpresiva de los volantes.

Los esquemas (Click para ampliar):

4-4-2
4-2-3-1

Ventajas potenciales del 4-2-3-1:

Triangulación: La disposición inicial de los futbolistas, propicia la formación de triángulos, lo cual implica dos opciones de pase cercanas para cada jugador que tenga la pelota.

Sociedades laterales: Los marcadores de punta, pueden pasar apoyándose en los volantes centrales. A su vez, los laterales pueden asociarse con los mediocampistas exteriores que integran la línea de 3 ofensiva.

Versatilidad: El adelantamiento de Juan Sánchez Miño y Juan Manuel Martínez permite que el sistema pueda mutar, transformándose en un 4-3-3. En el caso de que juegue Riquelme, también puede convertirse en un 4-3-1-2 o mantenerse el 4-2-3-1.

Cohesión: El dibujo original del 4-2-3-1, supone 4 líneas a diferencia del 4-4-2 que a priori implica que los futbolistas se organicen en tres líneas imaginarias. Eso acorta la distancia entre líneas, permitiendo la presencia de jugadores vertebrales que sirvan como nexos.

Sorpresa: La utilización de un único delantero neto, presupone menor cantidad de referencias fijas para los defensores rivales. A su vez, la subida de los volantes puede darse por ambas bandas, llegando desde atrás.

Pivotes: La presencia de un delantero central y de un mediapunta o volante creativo, implican puntos de apoyo internos que actúen como ejes para combinaciones con los volantes centrales y con los laterales y volantes exteriores.

Presión alta: La inclusión de un delantero y de tres volantes adelantados, facilita la presión colectiva sobre la salida defensiva rival.

La disposición geométrica de los futbolistas, no es un tema menor. Por el contrario, entrenadores prestigiosos como Louis Van Gaal han reafirmado la importancia de los dibujos tácticos que permitan la formación de triángulos. “Si en tu sistema hay matemáticamente más triángulos, el mismo se hace más fácil porque los jugadores sin pensar ya están en posición. El campo no quedará tan grande y habrá siempre más espacios. Por eso los otros sistemas no son tan buenos para la circulación del balón”, sostuvo el entrenador holandés.

Por todo lo expuesto, la nueva fórmula del Virrey parece una evolución positiva desde lo táctico, pero en definitiva, la elección de los futbolistas y el posterior rendimiento de estos, determinarán el fracaso o la consolidación de este nuevo sistema elegido por Carlos Bianchi. Esperemos que la auspiciosa teoría pueda plasmarse en la práctica.