Martínez vistió por primera vez la camiseta de Boca y se despachó con un doblete. Fue la figura del partido y su dupla con Silva genera esperanzas.

Más allá de que Claudio Pérez llegó para ocupar el espacio vacío que dejó el “Flaco” Schiavi, y que Ribair Rodríguez suena como un buen recambio en cualquier sector del mediocampo, él arribó a Boca como el refuerzo estrella. Su calidad técnica y lo hecho en Vélez Sarsfield lo catalogan como la esperanza de un nuevo crack en el Xeneize. Y anoche generó lo que se dice una buena primera impresión. Juan Manuel Martínez fue la figura del partido.

En el comienzo entró poco en juego, casi no tuvo incidencia. Poco a poco fue ganando confianza y recibió la pelota con mayor comodidad. Ahí se vio de qué está hecho. Sobre el final de la primera parte le llegó un pase de su eterno compañero, la pieza que lo complementa y lo hace mejor, Santiago Silva. Aguantó la pelota, incómodo, y pudo deshacerse de su marcador. Cuando vio el arco, no hubo nada más que hacer: zurdazo a un palo para abrir el marcador y empezar a mostrar que llegó con ganas.

En el complemento, más relajado, no solo fue desequilibrante sino que también le dio al equipo el respiro que necesitaba, y en los momentos justos. Todavía faltaba el cierre perfecto. Pegado a la banda izquierda, recibió y tocó rápido para Erviti, quien de taco lo asistió como se merece. Con espacio, tiempo y serenidad, se acercó al arco de Hilario Navarro, ya sabiendo lo que iba a hacer. Otro zurdazo, al primer palo, para poner el segundo gol de Boca y de su cuenta personal. Así arrancó su camino en el Xeneize. Un debut que ilusiona.