Martín Palermo convirtió un tanto y asistió en otros dos para la victoria de Boca ante Olimpo por 3-1. Sin mostrar un juego vistoso, el Xeneize rescató tres puntos claves.

La noche lluviosa en Bahía Blanca y el desempeño de los primeros minutos daban más para los bostezos que los aplausos.

Recién a los 14 minutos se dio la primera acción de riesgo y fue para los locales: un pelotazo cerrado, que Lucchetti llegó a atrapar antes de que se meta en su arco.

Apenas unos segundos más tarde llegaría la primera emoción. Chávez se la pasó a Palermo, el Titán se la bajó a Viatri, que sacó un fortísimo remate y venció a Tombolini.

El conjunto Xeneize apenas pudo disfrutar de la ventaja unos 4 minutos, cuando Cobo anticipó a la defensa de Boca, después de un centro de Galván, y anotó la igualdad.

Tras el empate, el equipo de Bahía fue en busca del segundo y casi llega tras un centro-arco de Longo que casi sorprende al arquero visitante.

El partido entró en una meseta y lo único que se vio fueron tarjetas amarillas: Battaglia e Insaurralde por el lado de los de Borghi y Cobo, para los locales.

Cuando parecía terminarse el primer tiempo, Boca se encontró con una acción inmejorable pero Caruzzo no pudo concretarla. El defensor recibió tras una gran jugada personal de Battaglia y su remate, desde el área chica, salió por encima del travesaño.

En el complemento el conjunto Xeneize pareció adueñarse tibiamente del partido. Por lo menos, consiguió que Olimpo no llegue constantemente al área de Lucchetti.

Lo mejor de Boca se vio después de los cambios acertados que metió Borghi: Méndez por Gaona Lugo y Cañete por Chávez.

Dos minutos más tarde, el volante ex Central salió a presionar la salida del rival y, tras un rebote en su espalda, habilitó a Palermo. El Titán definió de derecha y puso nuevamente en ventaja a la vista.

Olimpo también tuvo su chance de igualar tras un tiro de Rolle, que salió cerca del palo izquierdo defendido por el “Laucha”.

El tercer tanto de Boca llegó a la salida de un tiro libre. El máximo goleador de la historia Xeneize asistió a Insaurralde que, de cabeza, sentenció lo que sería el resultado final.

Con el partido ya definido, Palermo le dejó su lugar a Monzón. Después sólo quedó para el recuerdo una tijera de Viatri y no mucho más.

Sin brillar, pero siendo efectivo, los dirigidos por Borghi obtuvieron un triunfo valiosísimo para no perder de vista a los punteros.

El árbol no debe tapar al bosque. El equipo está muy lejos alcanzar un rendimiento óptimo como quiere el entrenador, pero estos resultados brindan la tranquilidad necesaria para trabajar en la semana y pulir errores.

El Xeneize no está muerto. Suma como puede, sin mucho fútbol pero con garra y coraje. A los ponchazos y con unas dosis de optimismo.