En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. En esta entrega, el amor por Boca Juniors. Me propuse a escribir a casi un mes de la partida de Gustavo Cerati. Hace cuatro jueves que no está entre nosotros. En medio del dolor y la bronca, no podía escribir. Tampoco entre tantos homenajes precoces/aturdidores en varios casos. Es rara esta nota, por llamarla de alguna manera. Una especie de descarga. Son palabras que tienen esa lágrima de Almendra. Esa de mil años que llora el hombre de la tapa, y en cuyo brillo aparece un tema como Plegaria para un niño dormido. Comenzar con ese tema no es casual, porque Gustavo se cansó de dormir, porque admiraba a Spinetta, como Luis Alberto a Cerati. Ambas muertes afectaron hondamente. Es rara esta nota. Insisto. Una catarsis. Por el impacto que, aún hoy, generan las noticias de esos primeros días de septiembre. Y porque, como no podía ser de otro modo, tiene a Boca de por medio. Tan extrañas son estas líneas que, por vez primera, llevan un reproche. No al Club, sino a uno mismo por ser como se es con el Club. Evado hablar de mi ignorancia musical, antes de llegar a estudiar a Córdoba. Es una etapa que no me genera ningún tipo de orgullo. Tal vez podría solamente echarle la culpa a eso, el no haber ido a ver a Soda Stereo, cuando volvió en 2007 y tocó en “La Docta”. Volvería más tarde Gustavo, pero con mi abuela grave, era imposible quedarse en la capital cordobesa. No solamente puedo quejarme de mí y de mi poco conocimiento musical de ese entonces. Boca fue la razón, por la que no me moví a ningún lado esa noche. Es que Gustavo, Charly y Zeta actuaron horas previas al Boca – Milan, en Japón. La respuesta está en el viento, cuando me doy cuenta de que me pongo demasiado nervioso en esos choques importantes en donde el azul y oro flamea. Esa noche mi hermano de la vida fue hasta el Estadio Kempes. Intento creer que con él iba yo. Otro hermano estaba conmigo haciendo la previa, el aguante. Estábamos en la misma ciudad, desperdigados por fantasías diferentes que se unirían con el tiempo. Para saber que me sigo castigando por eso que no hice, pero también que lo que queremos no tiene fin. En la madrugada del 4 de septiembre me fue difícil dormir. Horas antes en un seminario sobre Luis Alberto Spinetta, le envié un mensaje a un amigo explicándole que me sentía muy diminuto ante tanta persona y artista. Me fui a dormir con eso. En un momento entendí que me pasaba lo mismo con Cerati. El no dormir bien, hizo que me levantara tarde y mi desayuno fuese la noticia que no quería escuchar. Entonces entendí que Gustavo creía que “las mejores canciones, son en los peores momentos”, porque me resguardé del mundo escuchándolo. Ese día jugó Boca por la Copa Sudamericana y seguía estando raro. Yo recordaba al líder de Soda mientras veía el paisaje más soñado en azul y oro, y le susurraba al dueño de la frase: “sacudiste las más sólidas tristezas”. Entonces miraba el partido que era el comienzo de otra copa y pensaba nos quedaremos esperando un nuevo amanecer. Después del partido, se fue mezclando todo. El enojo conmigo, el castigo de antaño por no haberlo visto, la pasión y el deseo de haberlo conocido. El choque de emociones entre la tristeza más sincera y la alegría más identificadora. Entonces Gustavo, y Soda, fueron mutando para ser en un punto Boca. O estar muy pegados. Ser la mejor música y el mejor recuerdo. La guitarra al viento, esos raros peinados nuevos, la Canción Animal, que todos llevamos dentro y que domingo a domingo se sale del cuerpo. Fueron los Signos, que cuando vamos a la cancha nos van preparando para ese Confort y música para volar. Esa Fuerza Natural que nos identifica y nos enorgullece. Entonces es amor lo que sangra, y si te llevo Boca es para que me lleves, y si no descansaba en vos y en los ojos de Cerati, ahora es nunca todo es nada. Y por más que las decisiones siempre llegan tarde, pido algún deseo, con vos Boca y con él: una vuelta (por el universo). Porque tarda en llegar, pero al fin sucede y hay recompensa. Porque puedo equivocarme pero tengo todo por delante. Porque Cuando te busco no hay sitio donde no estés. Entonces hay que darse tiempo al tiempo de volver a celebrar. Cantando en la cancha o a él, en el vértigo de la eternidad. Más allá de que con el tiempo, o con lo que sentí esa semana, me moleste un poco por como soy, no puedo dejar de ser así Boca. Me superás. Porque Merecés lo que sueñas y yo te sueño. Y porque recordarte es un hermoso lugar -tanto que hasta no quiero cambiarlo, por algo no lo hago-. Porque te doy todo y siempre guardo algo. Porque te siento, como también empecé a sentir a Gustavo. A merced mi amor es real por esos colores que me hacen olvidarme de todo. Inclusive de la más maravillosa música. A merced es mucho soñar, con vos y con él. Pero sé que algún día lo podré conocer con nuestras almas al volar. Me duele no haberlo visto en vida. Entender su obra de más grande. Pero no pude irme esa noche previa Boca. Por lo que siento por vos. Porque el fin de amar, es sentirse más vivo. Y yo… yo te amo Boca Juniors.]]>