Nos sacaron una sonrisa en tiempos bravos, eso es impagable. Gracias Boca.

“No sabés lo que fue ese día la cancha, se caía. Nosotros estábamos en el anillo de arriba, ellos en el de abajo. Una locura”, me repitió mi viejo un millón de veces al hablar de ese bendito partido entre Boca y River, disputado en el Cilindro de Avellaneda.

También me contó otras doscientas veces el gol de Rubén Suñé, que para nosotros es el viejo y querido “Chapa”: “Agarró la pelota, la acomodó y mientras ellos armaban la barrera, pateó de derecha y la puso en un ángulo”.

Yo, como tantos otros pibes y pibas, crecí con el orgullo de que el Club, nuestro Club, ganó la primera final superclásica de la historia. Hoy, con el dolor de haber perdido otras dos, aún es más importante lo que sucedió aquel 22 de diciembre de 1976 en cancha de Racing. Sin embargo había algo que nos faltaba para cerrar esa hermosa historia: ver el gol.

Por eso creo que lo ocurrido en las últimas horas es uno de los hechos más importantes de la rica y gloriosa historia del Club Atlético Boca Juniors. Porque no solo se recuperó la filmación de un gol, sino también la felicidad y la emoción de unos cuantos que contaban la historia a cada rato para que la esencia de los campeones no desaparezca.

Por mi viejo, por los chicos de mi generación que al fin pudieron verlo, por los que hoy sonríen desde la bandeja más alta y por el Chapa, ¡gracias a los historiadores de Boca por sacarnos una sonrisa en tiempos bravos!