La gente de Boca dio el ejemplo: alentó, empujó y bancó pese al resultado adverso en la serie. Inigualables.


Poner en palabras el sentimiento del hincha genuino de Boca es algo complicado en estas horas. El dolor de la reciente derrota todavía está ahí, latente, y hace que hablar del tema sea una situación incómoda. Pero por más grande que sea la frustración y la bronca, las cosas buenas siempre hay que destacarlas.

No es normal que en un fútbol tan viciado de cosas negativas, una hinchada reciba y despida con aplausos a su equipo. Y menos cuando el resultado global derivó en la quinta eliminación directa contra el rival de toda la vida. Por eso lo que ocurrió este 22 de octubre en la Bombonera merece ser contado para que, de una vez por todas, entiendan que este Club es diferente al resto.

Cuántos se deben haber quedado con las ganas de escribir en redes sociales. Cuántos habrán esperado el pitazo final del árbitro Sampaio para ver la reacción desaforada de la multitud. Cuántos hoy no pudieron ponerse el traje de falsos moralistas. Y cuántos otros confirmaron que en La Boca hay más amor para los peores momentos, como reza uno de los tantos videos motivacionales.

El daño hecho durante los últimos almanaques no se olvidará fácil. Pero por más complicado que sea el presente, hoy el hincha de Boca camina con su cabeza en alto ya que tiene la tranquilidad de haber demostrado toda su grandeza en una de las etapas deportivas más duras de su rica historia.

“Tantas veces me mataron, tantas veces me morí; sin embargo estoy aquí, resucitando”.