Con el gol que convirtió esta noche, Martín Palermo está a sólo uno de igualar a Roberto Cherro como máximo goleador de la historia del club de la Ribera.

Cada paso que da es historia, historia que luego dentro de muchos años algún abuelo le contará a su nieto como una leyenda. Ese delantero temible a quien los arqueros sufrían desde que lo veían hasta que se iba de la cancha. Ese “Optimista del gol” inagotable, de físico privilegiado, capaz de saltar hasta el cielo para cabecear un centro y así llevar la pelota hasta el fondo de la red. Un poco tosco es cierto, no contaba con la habilidad de otros tantos próceres del fútbol nacional, pero sí tenía algo que lo diferenciaba de cualquier otro ser humano que se dedicara al arte de gritar goles, la voluntad.

Capaz de caerse y levantarse un millón de veces si era necesario para seguir peleandola. Si aún con una rodilla rota, éste número 9, logró convertir su centenario de tantos. Después, en la vuelta de esta lesión, con la articulación poco aceitada todavía y la falta de ritmo obvia fue capaz de amargar a su archirrival para eliminarlo de la Libertadores. Pero éstas son sólo algunas de las miles de hazañas que este ídolo supo conseguir gracias a su inmensa e inigualable voluntad.

Ya a su carrera le quedan pocas batallas pero aún tienen mucha importancia, sobre todo esa que se llevará a cabo en junio y cuyo campo será la lejana tierra de Sudáfrica. A ésta lejana tierra de leones “El Titán” planea viajar, pero con la renovación de contrato bajo el brazo. Es por eso que no pierde su voluntad y quiere seguir callando las voces que todavía se animan a criticarlo.