El entrenador se refirió a la modificación para los entrenamientos del plantel. Mirá.


Después de varias semanas de trabajo y una seguidilla de resultados muy positiva, Boca llegó a la obtención de su estrella n°69. Desde la llegada de Miguel Ángel Russo, el Xeneize nunca conoció la derrota y a meses de su arribo, ya se dio la primera vuelta olímpica.

Si bien el entrenador fue clave para la consagración en la Superliga, el propio estratega realizó algunas modificaciones para que el objetivo pueda cumplirse. No solo ha realizado cambios en lo táctico y en los nombres, además ha mudado el lugar donde se realizaban las prácticas hacia el Centro de Entrenamiento.

Anteriormente, el conjunto azul y oro se entrenaba en el Complejo Pedro Pompilio pero desde que Russo está al mando del equipo, se trasladaron hacia Ezeiza ya que la privacidad no es la misma entre un lugar y otro.

En diálogo con “Closs Continental”, el DT de Boca habló sobre esta variación y explicó:

“La soledad de Ezeiza nos ayudó muchísimo. En Casa Amarilla no tengo paz. Yo tenía las cosas claras, mi plan era meterme en el grupo. Me cerré de lo de afuera, es lo que necesitaba yo. La soledad de Ezeiza nos ayudó muchísimo después de haber empatado el primer partido. Ahí nos podemos reír mucho, relajar y trabajar mucho. Salvo para dormir, tenemos todo. Ha sido muy bueno ese cambio. Nos cuesta un esfuercito más para llegar pero lo ganamos en calma y paz”.

Además, Russo se refirió a la cercanía del plantel profesional con las otras divisiones, tanto en reserva como inferiores:

“A los chicos hoy le decimos buen día, mañana le diremos sus nombres. Eso también es algo que te da Ezeiza. Estamos al lado de Battaglia y de los técnicos de Inferiores todo el tiempo. Llegamos y ya sabemos lo que hay que hacer. No hay que planificar tanto todo de forma tan difícil”.