Boca se prepara para un nuevo mano a mano contra River. La única manera de quebrar una mala recha es seguir intentándolo.

Boca es sinónimo de ir al frente, de no achicarse, de jamás esconderse y de afrontar cualquier desafío que se le ponga adelante por más difícil que sea. En la esencia de este club, el más popular de la República Argentina, están el coraje, la guapeza, la mentalidad y la estirpe ganadora.

No importa si la mano viene torcida o si los cruces contra el eterno rival dejaron sabor a poco, tal como ocurrió en el plano internacional durante los últimos años. La historia de Boca es demasiado grande como para andar con temor por ahí, regalando prestigio, y afirmando que por un tiempo es mejor no cruzarse con ellos. Además, por si los desmemoriados se olvidan, sobran ejemplos de triunfos y clasificaciones históricas en momentos que parecían críticos.

El himno de la institución cuenta con una letra que pinta de cuerpo y alma lo que significa ser de Boca. Por eso, en vísperas de un nuevo Superclásico definitorio -el primero que afrontará Juan Román Riquelme como dirigente- habrá que darle play a la canción que une a la mitad más uno del país y repetir, una y otra vez, que “Boca nunca teme luchar”.

El destino le dio al Xeneize una nueva oportunidad de escribir una página dorada dentro de su rica y gloriosa historia. No importa el día, la hora ni la sede que elijan. Tampoco si es antes o después de la Copa América. La única certeza es que la mejor manera de romper con una racha adversa es seguir intentándolo. Y ahí va Boca una vez más, poniendo el pecho sin preguntar.