En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. En esta entrega, el primer gol de Martín Palermo con la camiseta Xeneize.

Es raro no verte, merodeando tu zona para dar, en el momento justo, esas alegrías perpetuas y eternas que me tenían acostumbrado. Algunas tenían gusto a algo imposible, en otras el azar te tendía una mano y muchas veces fue simplemente por ser así en la vida como en la cancha… Optimista.

Se extraña no tenerte como referencia, por tu altura, por tu número en la espalda, o solamente por lo que mejor sabías hacer que eran goles… Goles que llegaron a más de doscientos y pico, a 236, pero que para mí siempre fueron y van a ser más porque los veía una y otra vez, aunque algunos no los pueda ver muy seguido porque la emoción me gana, como tu gol nº 73… ese 24 de mayo del 2000

La nostalgia me visita, cuando los domingos no salís corriendo con la boca llena de gol, y te besas el nombre de tu hijo difunto, mirando al cielo a ese “ángel”, según tus palabras, que te ayudaba desde arriba y que te daba fuerzas para continuar.

El recuerdo me invade ya que este 30 de septiembre se cumplen 14 años de tu primer gol en Boca. En ese club cuya camiseta, según contas en tu libro, al probártela sentiste que estaba hecha a tu medida y que esos colores te cubrirían el cuerpo durante un tiempo largo. Ese 30 de septiembre, un asado en mi casa para ver el partido no era suficiente, todos esperábamos algo de vos, pero no sabíamos que tu sequía se iba a terminar al minuto de juego. Faryd Mondragón tampoco. Mucho menos pensábamos que sería de derecha el gol de ese rubio platinado que venía de Estudiantes y que usaba su zurda como arma principal. Zurda que siempre fue lo maravilloso de Maradona, y que gracias a él vos llegaste a Boca. El Diego que fue tu principal razón para irte a Boca, cuando te querían los primos…

Primos, a los que les metiste tu tercer gol en Boca, cuando se retiraba Maradona del fútbol profesional y que fue el partido donde tu relación con la hinchada marcó un antes y un después.

Ese después que todos ya sabemos como siguió y que me hacen recordar cada vez más tú paso por el club. Porque cuando te despediste de Boca, del Fútbol, de los arcos, de las redes, de las canchas, de la gente, lloré como pocas veces lo hice en mi vida. Pocas veces estuve tan mal, angustiado, distraído en los días previos, sufriendo en silencio, sin mirar nada que te trajera a mí, pero iba a mi pieza y estabas en la pared, en el techo, en la puerta… en Mi vida. Era como cuando dos novios se dejan y se tratan de olvidar recordándolo al otro, en los primeros meses. Pero básicamente es como cuando se muere un ser querido.

No quiero ser extremista, pero tu despedida fue como la muerte de alguien que se quiere. Ya que al principio lloramos y duele mucho, y parece que nos falta algo, pero que al pasar el tiempo recordamos los grandes momentos que vivimos con esa persona y lo mantenemos presente, cerca nuestro, lo traemos a la memoria y se engrandece y hace que digamos el día de mañana, YO LO VI A MARTÍN PALERMO.

Memoria es lo que tengo y la memoria me llevó a recordarte – aunque no sea la última vez que te escriba- este 30 de septiembre, cuando se cumplen 14 años de tu primer gol con Boca. El primero que trajo los goles a Gimnasia, a River, Colo Colo, Español, Union, Velez, San Lorenzo, Racing…