Arrepentido por su decisión, el volante confesó que se equivocó en dejar al Xeneize en el 2008. “Era un pibe inmaduro. Y mal asesorado”, aseguró.

Ya han pasado varios años de que Sebastián Nayar dejó al Xeneize para ir a jugar al Recreativo. Luego de jugar en muchos equipos, el volante dialogó con Olé donde reconoció que no fue una buena decisión.

El jugador contó los motivos que lo llevaron a irse:

“Con Boca siempre había chocado por temas de dinero. Cobraba 1.000 pesos, más los 400 por partido ganado en Reserva, y vivía en un monoambiente con mi hermano. Cuando le pedí al club que me ayudara para pasar algo más grande me dieron la espalda. Encima me robaron el auto que me había dado mi representante. Y exploté contra Boca, contra el país, contra todo… Era un pibe inmaduro. Y mal asesorado“.

“Irme de Boca fue el peor error de mi vida… Si sabía lo que iba a vivir estos cinco años no hubiese tomado esa decisión ni loco. Lo único bueno fue que conocí a mi esposa y tuve un hijo maravilloso”.

Cuenta como fue la experiencia en España:

“La oferta de Recreativo era muy buena, y Boca me había negado una chance de Holanda. Entonces, con el antecedente de Oscar Trejo, que se había ido al Mallorca y a la cuarta fecha ya había logrado la habilitación para jugar en España, me animé. Fue un error, porque me estafaron, estuve sin jugar hasta la fecha 14, me falló la gente que me llenó la cabeza, tuve que viajar dos veces a los tribunales del TAS en Suiza, una vez quedé varado solo en Ginebra por la nieve… Fue de terror. Pero uno se da cuenta de eso cuando va creciendo y conoce a la gente. De Boca me llamaban Pedro Pompilio y Beraldi, para que volviera, pero ya había firmado con Recreativo y no quería más problemas de los que ya tenía”.

Posteriormente, siguió su carrera en varios clubes de menor nivel:

“Cuando logré debutar, contra el Villarreal, había perdido ritmo y me costó. Y al final de la temporada rescindí y me fui a Colombia, donde me lesioné la rodilla, y estuve dos meses y medio parado. Después fui al Altante, pero ahí me costó, porque como me dijo un PF argentino no bien llegué al club: ‘A los argentinos en México no nos quieren, nos necesitan’. Y después estuve a préstamo en Aldosivi, para estar cerca de mi mamá y mi familia, que hacía dos años que no la veía”.

Para cerrar, contó que sueña con tener revancha:

“Me encantaría volver… Uno no se olvida de jugar al fútbol y tengo la capacidad como para volver a demostrarlo”.