¡Gritalo, Kichan!

Todo el análisis de Boca 1-0 Junior. Un triunfo clave en la Libertadores.

La Copa Libertadores volvió a la Bombonera y allí se vivió una verdadera fiesta. El hincha de Boca llenó la cancha y vibró en cada momento, dejando atrás la abstinencia después del año de ausencia. Hubo aliento de principio a fin, con aplausos que sentenciaron el indulto para Pablo Pérez y hasta el cantito de feliz cumpleaños por el 113° aniversario del club. Tampoco se olvidaron de Teo Gutiérrez y cuando el equipo peor la pasaba, las tribunas comenzaron a latir para convertirse en un jugador más.

El triunfo era necesario para acomodarse en el grupo y esperar con algo de margen el choque del miércoles que viene frente a Palmeiras en San Pablo. La victoria fue merecida, aunque se sufrió más de la cuenta. Tuvo la chance de estirar la ventaja con el penal errado y algunas otras situaciones claras, pero la diferencia de un solo gol conservó la incertidumbre hasta el final. El resultado le dio justicia a la noche y también generó el alivio lógico por los tres puntos fundamentales que se quedaron en casa.

El nivel del primer tiempo fue superior al del complemento, con una buena conducción de Pablo Pérez y Reynoso. El incansable Pavón (cumplió 61 partidos consecutivos como titular) fue lo más destacado en ataque y decoró su actuación con un golazo. El cordobés, que pecó por malas decisiones en el desenlace de otras acciones, volvió a sacar provecho de sus cualidades físicas y hasta colaboró en defensa. Ese retroceso desgastante seguramente le quite la potencia para explotar donde más puede lastimar.

El único que desentonó fue Espinoza, quien no logra entrar en sintonía con el resto del equipo. Lo de Wanchope fue interesante de espalda, pero con muchas limitaciones al querer resolver de frente. El que continúa en levantada es Goltz, mientras que Mas se mostró mejor para atacar que en la marca. Cuando se lo necesitó, Barrios dijo presente con toda su entrega para equilibrar el mediocampo. Y Rossi estuvo seguro y bien ubicado, incluso con una intervención clave con el encuentro empatado.

La reacción de los hinchas de Boca con Pablo Pérez después de lo sucedido el domingo era uno de los interrogantes. El apoyo del público fue rotundo y es probable que todo quede como una anécdota del pasado. El problema, más allá de las inmediatas disculpas, es tener en cancha a alguien que evidentemente no puede controlar sus impulsos. Los antecedentes son innumerables y varios de ellos costaron caro. Para vestir esta camiseta y llevar la cinta debe corregirse de una vez.

El saldo fue claramente positivo. Con ausencias importantes y en medio de una seguidilla de partidos, se acercó a uno de los objetivos que le quedan en el semestre. El rival no fue tan sencillo como muchos imaginaban: tuvo juego asociado y velocidad. Increíblemente no insistió con la pelota parada, donde Boca continúa con serios inconvenientes. El sábado será el turno de enfrentar a Defensa y Justicia, otra vez en la Bombonera y con la chance de dar un nuevo paso hacia el ansiado bicampeonato.