En esta sección les presentamos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca
. Entrega especial por el día de los enamorados acerca de nuestro único amor.

Sería perfecta. Y si digo perfecta, por más que redunde, sería sin defectos. Tanto que el resto la envidiaría. Con sus ojos llenos de un azul intenso, muy intenso. Muy profundo, tanto que su misterio nos invitaría a no dejar de mirarla, no la perderíamos de vista, tendríamos nuestros ojos firmemente fijados en ella.

Sería rubia, tan rubia que más que ese color de cabello, sería dorado el toque en su pelo. Un dorado proveniente de un oro más eterno que otra cosa. Un oro proveniente de miles de historias, algunas buenas y otras no tantas. Pero que no dejaría de ser oro, por tantos años y momentos patinados por esa tonalidad.

Conquistarla sería un agradecimiento a la conquista que ella les ha hecho a varios hombres y mujeres. A la invitación a seguirla que implícitamente todos aceptaron desde el primer momento en que la vieron.

Con sus medidas apropiadas para cada uno. Con su cuerpo lleno de anécdotas, de días felices, de noches donde la tristeza le pintó una lagrima, pero con ese rostro hermoso.

Con esa sonrisa llena de estrellas. Que brillan con más intensidad y se le van acumulando vaya uno a saber hasta cuando. Aunque todos tengan la seguridad de que esa práctica será por siempre. De que cada estrella se sumará a las otras y avivaran mucho más ese brillo, esa luz propia que tiene, incomparable al resto…

Llevarla a cenar sería compartirla con un coro que canta siempre 90 minutos exactos. Que no deja lugar para ninguna duda en cuanto a su dedicación, sus aptitudes para el canto y la originalidad de sus letras. Sería vestirse con la misma ropa cada día para ir a visitarla, o tal vez muy parecida. Devolverla a su casa, nos costaría tanto que indudablemente nos quedaríamos ahí toda una vida, incluso cuando el último ya se haya ido. Estaríamos firmes, ante cada tropezón, alentándola para que salga adelante, para que se levantase y continúe en su senda de éxitos. Para que no se olvide que muchos la apoyamos, y que no pedimos nada a cambio, solamente que no deje de conquistarnos y de emocionarnos de vez en cuando.

Estaríamos a su lado siempre. Jurándole que siempre lo estuvimos, desde que ese amor, se convirtió en los que todos llaman a primera vista. Un amor tan puro y sincero que no se le parece ninguno en ninguna parte y no hubo ninguno tal en toda la historia de los amores. Un amor por el que muchos darían hasta lo que no tienen por conseguir. Un amor con todas las letras. Único, original, irrepetible, tanto amor que nadie se podría imaginar el porque ni la magnitud del mismo. Un amor de locos, un amor lleno de cicatrices que el tiempo cercano se comprometería  a curar, y un amor en donde las alegrías se mantendrían de por vida. Un amor hasta donde Dios se fijaría y hasta donde el mismo volvería.

La gloria con ella sería todo y a la vez pedirle un poco más. El orgasmo se llegaría a través de un idioma universal. Uno que todos lo entienden, y lo practican, pero que en este caso sería motivo para que el mundo se sorprenda y se quede perplejo de ello. Para que uno tiemble de emoción ante ese momento mágico. Para que, inmersos en nuestra obsesión de placer, rezáramos por mas. Un placer tan único que no seria ni parecido al del resto, y se escucharía por varias cuadras, por varios lados, por tantos rincones.

En ese amor, en esa entrega total, tendríamos un hijo. Pero de todos modos, la belleza y las atenciones y los rumores, los momentos, las alegrías, la pasión, el sentimiento, la hermosura, los deseos, el amor ciego, el amor sin celos, el amor en su mejor formato, el amor incondicional, las lagrimas, los gritos, la necesidad de tenerla siempre, de esperar una vez a la semana para poder verla y así satisfacer nuestra necesidades, todo eso seguiría con ella. Todo esto pasaría si Boca Juniors fuese una mujer…

¡Boca TE AMO!