Toto marcó dos goles en los últimos tres partidos. “Me preparé mucho para venir acá”, dijo.


Son pocos los jugadores que llegan a Boca, se ponen la camiseta y rinden. Este mundo no es fácil, sobre todo al principio, y tiene características diferentes al resto ya que las obligaciones son muchas y por lo general el tiempo no abunda.

Por eso el caso de Eduardo Salvio no deja de sorprender a propios y extraños. Desde que llegó, Toto no para de dejar buenas impresiones tanto adentro como afuera de la cancha. Con la número 11 en la espalda (la 27 en la Copa Libertadores), el volante demostró todas sus condiciones en apenas tres partidos. Velocidad, buen dominio de balón y llegada al arco rival.

Gustavo Alfaro lo va llevando de a poco, pero cada vez le empieza a dar más minutos. Primero fue ante Huracán, luego ante Ath. Parananese (marcó un gol) y por último la titularidad frente a Patronato (también anotó). El nivel de Salvio fue de menor a mayor y en apenas un par de jugadas dejó justificó porqué jugó 10 años en Europa.

De la emoción de la Tota, su madre, hasta los mensajes de admiración de su mujer, Magui. Así vive Salvio sus primeras semanas en Boca y ya sueña con conseguir cosas importantes, aunque avisa: “Tengo que ir día a día, partido a partido. Las cosas están saliendo bien pero no hay que conformarse”.

UN DATO CURIOSO

Desde hace varios años, Salvio trabaja en doble turno e intensifica su labor con un preparador físico personal para estar mejor preparado de cara a las competencias.

El cuerpo técnico de Boca supervisa el laburo extra que realiza el Toto para seguir una misma línea. “Hasta el día de hoy, casi siempre entreno todas las tardes. Hago trabajos específicos para estar bien físicamente”, contó Eduardo.

Preparado para grandes cosas.