En esta oportunidad les presentaremos un escrito que refleja el sentimiento que genera Sebastián Battaglia en el hincha de Boca. Otra nota para la colección.

Quedará en la retina, luego de tu penal,
el consuelo de Cagna,
la despedida de la cancha
con vos en andas.

Quedará el record de títulos,
y la bandera bien alta,
del carisma, de corazón,
tu figura en el verde césped y la garra.

Te llamaremos León donde quieras que estés,
y tu presencia estará ahí, cuando sea necesaria.

El homenaje vendrá en vida
la misma que te hizo una mala jugada,
pero como siempre te repondrás,
le quitaras su ego con astucia y con tu elegancia.

El número  5 en tu pecho y en tu espalda,
las ganas de aplaudirte como cada vez
que marcabas en el área.

No llorarás, pero a nosotros se nos escapará
una lágrima,
por tus años, por tu lucha,
por tu amor al azul y oro,
por nuestra memoria que no se mancha.

El equilibrista, que marcó su lugar en la mitad del campo de juego,
El batallador de América, en Víctor Hugo y su palabra,
el que hizo la pared con Tévez, para que la Libertadores
no se fuera de casa.

Sos el que en la niebla espesa de Paraguay
-allá a lo lejos y hace tiempo-
aclaró el panorama.
El que debutó con Gimnasia y Tiro
cuando Bianchi arribaba.

Sos el que salió campeón en tres décadas
diferentes,
proezas no te faltan.
El que amargó a River, en veranos,
de visitante, y de local
para que el maíz asomara.

Ellos, tus hijos, te sufrieron
cuando tu carrera recién arrancaba.
Allá arriba y en lo alto,
ganando de cabeza,
gritando el gol en sus caras,
gritando los goles con el alma.

El más ganador de todos,
humilde como pocos.
Tu despedida es un dolor dulce,
así dice El Indio, así lo canta.

Y se siente una especie de injusticia
en el aire, en la tierra,
en las camisetas que ya te extrañan.

En los millones que te admiran,
en este poema que se excede en rimas
y en La Candela, tu primera casa.

Levantaste copas,
levantaste compañeros,
nos levantaste a todos en las malas.
Por eso el fantasma de la lesión no te ganó,
la vida te va a dar revancha.

Porque la dejaste en cada pelota,
en cada trabada,
en cada grito de gol,
o cuando la Bombonera
te pedía que no aflojaras.

Porque te vas de los 90 minutos,
pero te quedas en la vida de todos nosotros,
porque las alegraste, les diste emociones…
Inolvidable 5, eterno León, ídolo perpetuo
QUERIDO SEBASTIÁN BATTAGLIA.