Repasamos la carrera del máximo ganador de la historia de Boca Juniors, desde sus inicios en Santa Fe hasta el anuncio de su retiro.

DE SANTA FE A LA BOCA

Sebastián Alejandro Battaglia nació el 8 de noviembre de 1980, en Santa Fe. Dio sus primeros pasos en los equipos Pucará, Luz y Fuerza y Ciclón Racing. Además de dedicarse al fútbol, el mediocampista ayudaba a su papá y a su hermano a repartir diarios.

Su ambición por convertirse en un futbolista profesional lo llevó a probarse en Rosario Central, Newell’s Old Boys y San Lorenzo, pero por diversos motivos su pase nunca se concretó. A los 15 años fue reclutado por Oscar Regenhardt, con el consenso del encargado de las divisiones inferiores Jorge Griffa, y se vino solo a Buenos Aires, dejando atrás su ciudad natal para instalarse en la pensión de Boca Juniors. “Al principio fue duro, pero después me acostumbré. Las ganas de triunfar eran más fuertes que todo”, recordó luego después en una entrevista con El Gráfico.

Tres años más tarde, con el entrenador interino Carlos María García Cambón, Battaglia tuvo su bautismo en la Primera División. Fue el 31 de mayo de 1998, en La Bombonera, en la victoria por 4 a 0 del Xeneize sobre Gimnasia y Tiro de Salta. Ingresó a los 86 minutos por Diego Cagna.

UN PASO EXPRESS POR EUROPA Y LA CONSOLIDACIÓN DE LA MANO DE BIANCHI

Tras sumar tres encuentros por la Copa Mercosur 1998, el volante partió al Badajoz de España para ganar experiencia, por pedido del entrenador Carlos Bianchi. En el mes que permaneció en el Viejo Continente, sus condiciones de fueron reconocidas, pero su juventud hizo que el director técnico del equipo le bajara el pulgar. Esta negativa no frustró al santafesino, sino que lo motivó a volver a Boca para pelear un lugar entre los once.

En un principio, el León tuvo que conformarse con jugar muy poco, ocupando el lugar de algún compañero lesionado. Además, pese a que durante todas las inferiores había actuado como volante central, no dudó en desplazarse hacia el sector derecho del mediocampo (u otra posición) para así tener más chances. Su entrega, su altruismo y sus buenas actuaciones le dejaron una buena imagen al Virrey y posibilitaron que se afianzara con el correr de los partidos.

Con la falta de experiencia que le fue criticada al principio, a Battaglia le tocó protagonizar grandes momentos en la historia de Boca con tan solo 20 años: en el partido de vuelta por los Cuartos de Final de la Copa Libertadores 2000 ante River, en el que ingresó a los 74 minutos, le cometieron el penal que luego Juan Román Riquelme transformó en el 2 a 0 y asistió a Martín Palermo para que éste sellara la clasificación a las Semifinales (3-0); disputó las finales contra el Palmeiras de Brasil y asistió a Rodolfo Arruabarrena para que marcara el parcial 1 a 0 (2-2) en el encuentro de ida; por último, el 28 de noviembre, fue titular ante el Real Madrid, en Tokio, cuando Boca volvió a salir campeón del mundo después de 22 años.

ROTURA DE LIGAMENTOS, 100 PARTIDOS EN BOCA Y MÁS TÍTULOS

Los éxitos conseguidos ese año quedaron a un lado el 6 de diciembre cuando, luego de que el jugador de Independiente Livio Prieto le hiciera un caño, Battaglia se rompió los ligamentos cruzados de la pierna derecha. La lesión lo mantuvo inactivo seis meses y cuando regresó, dijo presente en dos encuentros por la Copa Libertadores, que Boca ganó nuevamente después de superar a Cruz Azul en la final. En el segundo semestre, El León se propuso recuperar el terreno perdido, pero un desgarro en el bíceps de la pierna recientemente recuperada lo marginó el resto de la temporada, perdiéndose así la Copa Intercontinental, en la que el Xeneize cayó ante el Bayern Munich (0-1).

En 2002, con Óscar Washington Tabárez en lugar de Bianchi como entrenador, Battaglia se recuperó y volvió a la titularidad. Además, cumplió frente a Lanús, en el torneo Apertura, sus primeros 100 encuentros con la camiseta azul y oro, a la edad de 21 años. Con un nuevo cambio de entrenador (regresó Bianchi), en 2003 el mediocampista sumó nuevos títulos a su trayectoria y fue nuevamente protagonista en momentos claves: en la final contra Santos (3-1) por la Copa Libertadores, en el Morumbí, participó de la jugada del primer tanto, convertido por Carlos Tevez. Por el torneo local, convirtió su primer gol oficial ante River, de cabeza, en la victoria del club de la Ribera como visitante por 2 a 0. Además, fue titular en la final por la Copa Intercontinental 2003 y jugó la mayoría del partido con una venda en la cabeza por un corte que sufrió tras un roce con el jugador del Milan, Clarence Seedorf. La nota negativa fue que, en la definición desde los doce pasos, Dida contuvo su remate. No obstante, como Roberto Abbondanzieri atajó dos penales, Boca levantó la copa.

VILLARREAL, MÁS LESIONES Y LA VUELTA A CASA

Inmediatamente después de aquella final, Battaglia se marchó al Viejo Continente para incorporarse al Villarreal, que abonó dos millones y medio de euros por su pase. Bianchi criticó en su momento la venta del mediocampista ya que consideraba que valía mucho más que lo que pagó el equipo español.

En su nuevo destino, el León se reencontró con viejos compañeros como Fabricio Coloccini, Rodolfo Arruabarrena y Juan Román Riquelme. No obstante, su familia tuvo problemas para adaptarse y, como agravante, volvieron a aquejarlo una serie de lesiones en su pierna derecha, por lo que no pudo encontrar su lugar en el equipo. En total, disputó 29 partidos por la liga y 11 por la Copa UEFA (actual Champions League), no marcó ningún tanto y obtuvo un título: la Copa Intertoto en 2004.

SEGUNDA ETAPA EN BOCA: NUEVAS RESPONSABILIDADES Y DESAFÍOS

Para repatriarlo, Boca debió desembolsar 1,8 millón de euros. El volante, ya considerado un referente y un ídolo del club, se sometió a una operación por una osteocondritis en su pierna derecha (lesión que arrastraba del Submarino Amarillo) que lo dejó parado cinco meses. El 21 de agosto de 2005 se produjo su regreso oficial ante Lanús como visitante (1-1).

Con Alfio “Coco” Basile al mando del equipo, a Battaglia le dieron la cinta de capitán y ocupó el sector derecho del mediocampo, desempeñándose principalmente como el recuperador del equipo, lo que le valió el apodo de “el equilibrista”. En 2006, los problemas físicos volvieron a atormentarlo. Una pubialgia lo mantuvo alejado de las canchas tres meses y también relegó sus chances en el seleccionado argentino, que se preparaba para el Mundial 2006. En la segunda mitad del año por nuevas molestias en su pierna derecha estuvo ausente.

En 2007, con Miguel Ángel Russo como entrenador, Battaglia retornó a la cancha, aunque perdió su puesto a manos de Pablo Ledesma. No obstante, volvió a jugar la Copa Libertadores, donde sumó seis encuentros y anotó un gol frente a Cúcuta en el minuto 81, que le permitió a Boca clasificarse nuevamente a una final internacional (derrotó después a Gremio 5-0 en el global y levantó la copa). También fue titular en los encuentros por el Mundial de Clubes, donde los dirigidos por Russo fueron subcampeones tras caer ante el Milan 4 a 2.

La salida de Éver Banega y el arribo del técnico Carlos Ischia le permitieron al León afirmarse en su posición natural, como cinco. Además, ese año sumó dos títulos: la Recopa Sudamericana (marcó un tanto en la final) y el Apertura 2008, donde mostró su mejor versión, siendo la figura principal del equipo, al punto que Lazio se interesó en contratarlo.

UN LEÓN HERIDO

Tras un 2009 discreto para el equipo en lo futbolístico, Battaglia, que volvió a padecer problemas físicos, se ilusionaba con tener una chance para integrar el plantel que jugaría el Mundial 2010 (ya había sido citado por el director técnico de la Selección Argentina Diego Maradona en algunas oportunidades). Una osteocondritis en su pierna izquierda, sin embargo, frustró su objetivo y lo dejó inactivo diez meses. “Me bajoneé mucho porque sentía que era cuando más posibilidades tenía para lograr por un lugar en la Selección”, le confesó a Olé.

El 8 de agosto de 2010, con Claudio Borghi al mando del equipo, regresó a las canchas, aunque la vuelta no duró mucho. En diciembre se le detectó una sinovitis en la rodilla izquierda, que le impidió finalizar el torneo y realizar la pretemporada con normalidad.

En el debut del Xeneize por el torneo Clausura 2011 ante Godoy Cruz (1-4), reapareció en el equipo. Después de participar de otros cuatro encuentros, se le diagnosticó nuevamente una osteocondritis, esta vez en su tobillo derecho. En abril fue operado y su recuperación se extendió hasta fin de año.

EL RETIRO OBLIGADO DEL MÁS GANADOR DE LA HISTORIA DE BOCA

ConJulio César Falcioni como DT, Boca se coronó campeón el 4 de diciembre de 2011 de forma invicta, tras superar por 3 a 0 a Banfield. Al Xeneize le quedaban dos partidos aún por disputar y el “Emperador” incluyó a Battaglia en la nómina para la última fecha del torneo ante All Boys.

A los 74 minutos, Pablo Mouche le dejó su lugar y así, el mediocampista logró convertirse en el hombre más ganador del Xeneize con 17 títulos: Clausura 1999, Apertura 2000, Copa Libertadores 2000, Copa Intercontinental 2000, Copa Libertadores 2001, Copa Libertadores 2003, Apertura 2003, Copa Intercontinental 2003, Apertura 2005, Recopa Sudamericana 2005, Copa Sudamericana 2005, Clausura 2006, Recopa Sudamericana 2006, Copa Libertadores 2007, Recopa Sudamericana 2008, Apertura 2008 y Apertura 2011.

Battaglia no lo supo, pero aquella tarde disputaría su último partido con la camiseta de Boca. La lesión en su tobillo se resintió en enero de 2012 y trabajó arduamente para recuperarse, pero no hubo caso. El 4 de abril de 2013, con 32 años, 313 partidos oficiales en el club de la Ribera y 24 goles, anunció su retiro: “No quería dar el brazo a torcer, pero llega un momento en el que hay que dar vuelta la página. No es la manera en la que me quería retirar, pero es lo que me toca”.

Injusto final para la carrera de un futbolista que con apenas 23 años ya se había convertido en un referente en un club tan importante como Boca. Por su perfil bajo y su humildad muchas veces pasaba desapercibido frente a otros jugadores más “marketineros”, pero siempre dejaba su huella en el campo de juego. Su profesionalismo y seriedad hicieron que muchas veces se creyera que era más grande que su verdadera edad. Los problemas físicos fueron el peor rival para este León que se destacó siempre por su entrega, su sacrificio y su constante solidaridad por el bien del equipo. Probablemente, Battaglia hubiera tenido más chances en la Selección Argentina o de triunfar en algún equipo europeo de no ser por ellos. Condiciones no le faltaban…

En Boca Juniors quedará inmortalizado no sólo por todo lo que le dio al club, sino también como un ejemplo para cualquier juvenil de las inferiores: Cuando llegás a Primera sabés que en cada partido hay que dejar todo. Los que vienen de abajo tienen que entender que esta camiseta se defiende a muerte”. Y así lo hizo él. ¡Gracias por tanto, Seba!