El volante dialogó de su paso por el Xeneize y explicó como fueron muchas de las situaciones que sucedieron en su etapa por el club. “Jugar en Boca es otro mundo”, explicó. Walter Erviti participó de la clásica sección de la revista El Gráfico llamada “100 x 100”, donde debió responder a 100 preguntas. Varias de ellas fueron de su paso por Boca Juniors, por lo que repasamos sus declaraciones. El jugador contó que en su infancia era hincha del Xeneize:

De chico era de Alvarado y de Boca, pero cuando entré a San Lorenzo me empecé a identificar con el club”.
Contó como es su relación con Julio César Falcioni
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“No mantengo contacto con nadie. Y siempre pongo el mismo ejemplo. Con Julio jugué casi 5 años entre Banfield y Boca, todo el mundo cree que soy su hijo y recién hace un par de semanas fui por primera vez a comer con él fuera del trabajo. Estoy sumamente agradecido a los técnicos que me ayudaron, pero no hablo”. “El mejor técnico que tuve fue Julio porque me ayudó adentro y afuera. En 2008, cuando él llegó a Banfield, yo estaba muy mal en el club, me puteaba la gente, quizás porque creyeron que llegaba el sucesor de Garrafa Sánchez y nada que ver, Portell me quería mandar a préstamo. ‘Julio, si usted me quiere sacar, no me voy a bajonear y trataré de demostrarle que puedo jugar’, le dije. Me respondió: ‘No, Walter, acá el único que va a jugar siempre conmigo, vas a ser vos’. Me cambió la vida, porque tranquilamente podría haberme ido al Nacional B y que mi carrera empezara a caer pero ocurrió lo contrario: empezó a subir. Julio es el mejor y hay 4 o 5 que le están agarrando la cabeza por los cuales yo me desvivo: Ruggeri, Passarella, Pellegrini, el Piojo Herrera, que me hizo jugar de 9 en Monterrey.
Explicó que le da vergüenza su salida del Xeneize:
“He tenido varios episodios públicos que me dan mucha vergüenza: mi pelea con Banfield para irme, mi pelea para salir de Boca, este problema de San Lorenzo (Cuando quiso retirarse con 21 años). No van con mi forma de ser”.
Recordó como fue su llegada a Boca:
“Yo le había anticipado a Portell que me iba a buscar Boca, porque Julio (Falcioni) me lo había dicho. Le expliqué que mi deseo era jugar en Boca siempre que fuera bueno también para Banfield. Le pedí que se resolviera en forma privada. Y me fui valiendo casi cuatro millones de dólares. Algo le dejé al club, ¿no? No me fui de caprichoso por un millón de pesos. Me gustaría saber cuántas ventas de un jugador de 30 años dejan 4 millones de dólares”. “Me enojé porque quedó la imagen de que hice problemas por ir a Boca y el tiempo me dio la razón. El club no estaba bien encaminado, el equipo se desarmaba y no podía hacerme cargo de esa mochila. Julio me quería en Boca, Banfield recibía casi 4 palos verdes por mi pase. Y aparte estaba caliente con Portell por el tema del doping. Muy caliente”.
Pese a la derrota 4 a 1 en su debut, el volante confesó que confiaba que iba a poder revertir la situación:
Igual estaba feliz, sabía que me iban a salir las cosas bien. No olvidemos que llegamos a un Boca que venía de resultados pésimos y estaba cerca de la Promoción. Cambiar de un día para el otro es imposible, pero Boca te pide todo ya. Fue un primer semestre muy duro“.
Aseguró que el equipo del 2011 fue un excelente campeón:
Para mí fue un excelente campeón: consiguió minimizar a los rivales, le sacó 12 puntos al Racing de Simeone. Eso te hace mejor a vos. Decían que jugábamos feo, pero creábamos situaciones de gol, no nos llegaban, cada jugador sabía lo que tenía que hacer. Para mí, no se juega lindo o feo al fútbol, al fútbol se juega bien o mal”.
Admitió que llora más de tristeza que de alegría por el fútbol y su día más triste fue cuando el equipo perdió ante Corinthians en 2012:
“Más de tristeza que de alegría, porque a mí me duele mucho más perder de lo que disfruto ganar. No me vas a ver colgado del travesaño en un festejo. Vero (su esposa) siempre me dice: ‘¿Pero no estabas en el vestuario? No salís en ninguna foto’. Sufro mucho cuando pierdo. Perdimos dos finales en Monterrey. Y la final de la Libertadores con Boca fue duro, lloré muchísimo esa noche. Era el sueño más grande que tenía. Lo fue desde que jugaba en San Lorenzo y la hinchada rival nos cantaba que no la teníamos”. “Yo no sabía del retiro de Riquelme. Estaba el rumor, pero igual en Boca uno aprende a convivir con los rumores. En Boca uno aprende a que un día te busca el Milan y al otro el presidente te quiere echar a la mierda”. “El día más triste fue cuando perdí la final de la Libertadores con Boca, en 2012”.
Respecto a la salida de Falcioni, opinó:
Se dieron varias situaciones que le jugaron en contra a Julio, entre ellas la posibilidad de que Carlos (Bianchi) volviera como técnico al club. Cuando Carlos lo decidiera, iba a dirigir a Boca. Después, que Julio no pudo tener una buena relación con Riquelme es más que obvio. Eso no ayudó, pero no tengo dudas de que más de un hincha de Boca se debe haber arrepentido de la salida de Julio.
Expresó que está feliz por su etapa en Boca y contó el motivo de su salida:
Estoy feliz y orgulloso de ese paso. Jugar en Boca es otro mundo y vivís el fútbol en su total expresión como profesión, porque te expone al 100%, tenés una lupa encima que te marca y te potencia cada error y virtud, y aprendés a convivir con otro nivel de jugadores”. “Primero, soy un deportista que disfruta dentro de la cancha, y claramente en Boca no jugaba en una posición que disfrutara. Jugué como volante por izquierda dos años y sabía que no iba a poder jugar nunca donde yo disfrutaba, como armador, porque ahí estaba Riquelme. Como volante por izquierda, además, competía con Sánchez Miño y en algún momento Juan tenía que jugar, y yo no iba a aguantar ser suplente. No poder sentirme lo que soy dentro de la cancha me saca felicidad”.
“El 70% era futbolístico, pero cuando eso empieza a ser negativo, te entra a molestar todo lo que te rodea. Yo soy un tipo que entro a un vestuario y no hablo, no participo, pero si adentro de la cancha no hago lo que tengo que hacer y afuera no me siento cómodo, no me quedo, hay cosas que no tienen que forzarse, yo tampoco iba a ser eterno en Boca, si llegué de grande, por ahí si hubiera llegado con 25 años habría sido distinto”.
Habló del vestuario de Boca:
“Era un vestuario de fútbol, a mí me enseñó a convivir con gente de otro nivel, un vestuario lleno de jugadores con mucho ego, porque para jugar en Boca necesitás tener una personalidad importante, si no, no podés entrar a la cancha. Jugar en Boca es otra cosa. Igual, más que la convivencia en el vestuario, me resultaba más pesado el día a día con los periodistas, lo que se decía, los rumores…”
Contó su relación con Juan Román Riquelme:
“Le dije lo que pensaba. No me gustó que él hablara cuando se fue del club. Antes de irme de Boca yo hablé con la gente con la que tenía que hablar: el presidente, el técnico y el capitán”. “Jamás le pedí la 10. Me daría vergüenza usar la 10 teniendo a Riquelme de compañero. Aparte, es una mochila al pedo, ¿qué necesidad tenía de ponérmela?” “Riquelme no es el tipo que influencia mis decisiones”. “Riquelme tiene muchísimos jugadores que hablan maravillas de él y otros, como yo, que no fueron sus amigos, pero fijate que te nombré 2 amigos en 16 años de carrera (risas), entonces también tengo un grado de responsabilidad, no soy un parámetro normal”. “Como futbolista es un crack, como persona no podía elogiarlo porque no lo conocía. Tampoco lo conocí demasiado después, eran dos horas de vestuario y nada más. Que no tenía feeling, se ve claramente, pero volvemos a lo mismo de siempre: no soy un buen parámetro para decir, porque tengo 2 amigos del fútbol nada más”.
Defendió a Agustín Orion por su pelea con Pablo Ledesma:
“Lo que más me dolió es que dijeran que Agustín era un buchón, porque lo conozco desde que tiene 14 años. Quedó como un quilombero y nada que ver: es un tipo que está todo el día armonizando para que el grupo ande bien. Es frontal y tiene una personalidad muy fuerte, por algo está atajando en Boca. Sin personalidad, ahí no podés”.
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