Cuando Boca tambalea, todo y todos se confunden. Unidad para salir adelante.


Hace muchos años que en el mundo Boca hay días movidos. Sí, por lo general hubo más de estos que de los felices si tomamos en cuenta los recientes calendarios. Resultados adversos, clásicos perdidos, decepciones, mercados de pases frustrantes, entre otras cosas, hicieron que la mitad más uno no encuentre paz. Por eso es importante que en los momentos de inestabilidad, las cosas estén claras. De lo contrario se pueden llegar a confundir los tantos.

Pero… vamos por partes, para no marearnos más.

Menos oportunismo.

“Hacer leña del árbol caído” es una vieja frase que se utiliza cuando alguien se aprovecha de una situación negativa para acomodar su opinión. Esto podría aplicarse al actual momento de Boca, donde todos hablan, sueltan palabras al viento y lo único que generan es una polémica aún mayor.

Ídolos del club se paran en veredas opuestas, jugadores que no llegan ni a 20 partidos oficiales se sienten con la autoridad para atacar a tipos que ganaron todo, integrantes de este plantel cuestionan opiniones ajenas en vez de llamarse a silencio. Los medios de comunicación llenan horas y horas de programa y ven cómo sube el rating. Claro, el único perjudicado sigue siendo Boca, o mejor dicho el hincha de Boca. ¿Y si se unen todas las partes, los de antes, los de ahora, los que alcanzaron la gloria y los que siguen intentando alcanzarla para buscar soluciones? Capaz daría resultados…

Unidad afuera, contagio adentro.

A los hinchas de Boca no se les puede pedir nada más. En una de las etapas deportivas más difíciles de su historia dieron una muestra absoluta de fidelidad y compromiso. Pero es momento de sacar un plus más, como tantas veces lo hicieron en el Alberto J. Armando.

La vara para el reconocimiento se tiene que empezar a subir para que, con cierta lógica, al de adentro le cueste ganarse el cariño del de afuera (véase ovaciones a futbolistas que llevan poco tiempo vistiendo la azul y oro). Como en los viejos tiempos.

La crítica destructiva, muchas veces fomentada por ajenos que poco entienden de la ideología bostera, no debe ser tenida en cuenta para formar opiniones. El mejor ejemplo es el caso de Benedetto, quien hizo una enorme cantidad de goles, falló en algunas declaraciones y gestos dentro del campo pero hoy está en el ojo de la tormenta y es el protagonista de miles de informes periodísticos. Algunos de los hinchas de Boca piden su salida y por momentos olvidan que, entre otras cosas, tiene el mejor promedio de gol post Palermo.


Idiosincrasia.

La camiseta de Boca no es para cualquiera. Esto ya se ha dicho una y mil veces, pero por más que pase el tiempo la frase aún tiene vigencia. Para evitar decepciones futuras será vital que dirigentes (incluyendo al director deportivo) estén a la altura de lo que respecta el mercado de fichajes para un club como Boca.

Se requieren jugadores que “mueran” por jugar con esta camiseta, que sueñen con entrar en la historia de este club y no usar a Boca de vidriera. Burdisso, un hombre de la casa, tiene capacidad de sobra para lograrlo; Angelici, con cierta experiencia en el lomo, la obligación de escucharlo.

Si estos tres puntos se cumplen, quizá Boca empiece a levantar cabeza y salir adelante. Hay un pueblo que espera tiempos de felicidad y que cada vez que el equipo sale al terreno de juego y levanta los brazos, lo saluda con la ilusión de siempre. En el fútbol se puede ganar, empatar o perder, pero siempre hay que estar a la altura. Y de una vez por todas, llegó el momento.