Los hinchas de Boca colmaron La Bombonera y alentaron al equipo pese a la caída ante River. Una muestra más de fidelidad hacia los colores. 

No descubro nada nuevo diciendo que los hinchas de Boca son únicos en su especie. Pero ayer dieron una muestra más de amor verdadero hacia el club, la camiseta, los colores, y todo lo que esté relacionado con la institución de fútbol más importante de la República Argentina.

Desde temprano se acercaron hacia La Bombonera para ir colmando las tribunas, que con el correr de las horas, se fueron pintando de azul y amarillo para esperar una nueva edición del Superclásico. Como en los históricos partidos de Copa Libertadores, no entraba un alma en las cuatro populares, ni en los sectores de palcos y plateas. La fiesta estaba por comenzar…

Durante los 90 y pico de minutos que duró el partido, los peregrinos xeneizes, que se acercaron al templo del fútbol mundial, no pararon de cantar, saltar y alentar al club de sus amores. Sin embargo, por esas cosas que tiene el deporte más popular del universo, River se impuso por 2 a 1 y se quedó con la victoria. Sí, luego de 10 años sin hacerlo, el “Millonario” volvió a festejar en La Boca.

Néstor Pitana marcó el final del partido. Riquelme, Gago, Orion y compañía no lo podían creer. Bianchi tampoco. Sin embargo, una lluvia de aplausos y un “¡dale Boca, dale bo!” bajó de las tribunas para acompañar (una vez más) a un grupo de jugadores que en los últimos años le han dado pocas satisfacciones al hincha, que domingo tras domingo renueva su ilusión y asiste al mítico Alberto J. Armando.

Pero como dije antes, no descubro nada: así es el hincha de Boca. En las buenas acompaña, y en las malas mucho más. Ni un silbido, ni un insulto, sólo gritos de aliento que salieron desde lo más profundo del corazón. La bronca de perder ante el eterno rival durará algunos días, pero la alegría de llevar el manto sagrado en la piel será eterna. Como dice la famosa bandera: “Como no somos los únicos, decidimos ser los mejores”.