Samuel celebrando su gol.

En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. En esta entrega, un homenaje a Walter Samuel.

El 7 de junio del año 2000, mi viejo llegó “fusilado del trabajo. Cenamos y se fue a dormir. Casi que ni se preocupaba por el partido que se iba a disputar. Es que la final de la Copa Libertadores después de 22 años, estaba ahí al caer. Era una cuestión de 90’. Si total en la ida al América de México Boca le había ganado 4 a 1. No podía pasar nada mal.

El tema es que esa marea amarilla, se nos empezó a venir y de golpe estábamos 3 a 0 abajo y era momentos de penales. Y de golpe mi viejo, ya estaba mirando de reojo, como queriendo no ver. Y de golpe el grito, el salto de la cama, el correr por la casa. Estaba fresco, pero todos teníamos el mismo calor que Walter Samuel que se sacaba la camiseta para festejar. Que quedaba con los abrazos de todos, y la mirada de todo el mundo en un estadio donde antes se las había robado Maradona.

Se ha retirado del fútbol, Walter Samuel. Uno de los jugadores más importantes de la era Bianchi y por ende de Boca. Tipo de perfil bajo, no muy amigo de la prensa que hacía lo que tenía que hacer: dar seguridad al hincha de Boca, estando en la defensa más importante de todas. “El Muro” como le pusieron en Italia, fue el lugar donde nos resguardábamos para después salir a festejar. Como en un gol a San Lorenzo en el ’99, como uno en el festejo del Apertura ’98, como en su gol más importante hace 16 años, en el Estadio Azteca.

Nacido en 1978, el 23 de enero en Laborde, Córdoba, con tan solo 6 años su papá –por adopción- Oscar lo llevó al Club Argentino de Firmat. Empezó como wing izquierdo, pero su técnico de aquel entonces lo llevó a la defensa y ya no lo sacó más. Seis años más tarde, juega contra Newell’s y al verlo lo fichan, club donde debutó en Primera obviamente en 1996. Así. Todo con el 6. Un número símbolo de su remera y de las nuestras.

El año 1997 fue un año de grandes cambios. Primero el de su apellido, pasó a leerse Samuel -en honor a su padrastro que lo crió- donde antes se leía Luján. Ya puesto en la camiseta, sería muchas veces nombrado en coronaciones. La primera de ellas en Malasia, cuando fue parte del equipo campeón dirigidos por José Pekerman, y en la cancha, comandados por Juan Román Riquelme. Fue ese año, el que llegó a Boca y tan solo en tres años se ganó un lugar grande en la historia.

Suplente de Fabbri, tuvo lugar recién con la llegada de Carlos Bianchi, y al lado de Jorge Bermúdez para ser parte de un equipo inolvidable en todos los sentidos. Tipo de perfil bajo, no amigo de la prensa, callado, se llenó la boca de gol y llenó a La Boca de goles importantes. Pocos, es cierto, pero muy importantes. En 105 partidos (79 locales y 26 internacionales) metió cuatro goles en torneos y uno –el más importante de su vida- en la Libertadores del 2000. Campeón del Bicampeonato y de aquella Copa, por la que acordó quedarse, siendo comprado en mayo de 1999 en 21 millones de dólares por la Roma. Hasta ese entonces, el pase más caro de la historia.

El “Ministro de la Defensa” como lo apodaron en Roma, algunos hinchas. El “Muro” que parecía irrompible y que en cada lesión que tuvo en sus rodillas, logró que a todos nos doliera. Walter, siempre se supo ganar el respeto y admiración de todos. Sin “tribunear”, solamente jugando. Transmitiendo todo lo que tenía dentro del campo. Como el dolor del Mundial 2002, que le pegó y mucho. Como cada delantero que lo sufrió. Como cada vez que habló para demostrar liderazgo a los suyos. Supo ganarse el cariño de los hinchas del Inter, que lo vieron llegar después de jugar en el Real Madrid, y los del Basel en la fría Suiza.

Ganó todo lo que jugó. Pero además el recuerdo perpetuo de todo el futbol y sobre todo el pintado azul y oro. Más de 20 títulos en toda su carrera. Ganas de entrenar niños de acá en adelante. Se despidió a lo grande. A lo campeón. Bajo el aplauso de un estadio que lo hizo de pie. Él con sus pies siempre fue claro, como en su cabeza. Fuerte y firme, era difícil enfrentarlo. Jugó a lo Boca en todos lados. Tipo de perfil bajo y de un recuerdo bien alto. Se fue Walter Samuel del fútbol. Y hoy a 16 años de su gol más importante, es necesario recordarlo.

Porque se eleva en el segundo palo. Y todos, todos los de amarillo ven como esa pelota se mete en el ángulo. Cualquiera que salte, no podrá hacer nada. Samuel saltó mucho más fuerte, para llevar a Boca a lo más alto. Ahí está Bianchi que festeja y mira como impactado. A los 83’ del partido está la garganta y el pecho al desnudo de Walter, que grita arrodillado. El “Profe” Santella que sale disparando. En ese momento está mi viejo despertando, y yo enloqueciendo y saltando como el eterno número 6, cuando escucho: “Allí viene el centro, el cabezazooooooooooooooooooooollllllllllllllllllllllllllllllllllllll Samuel”.