En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. En esta entrega, los 80 años de La Bombonera.

“¿Cómo se hace para seguir sin mirar a Boca? ¿Cómo se hace sin ir a La Bombonera?”. Las preguntas de Ale, que quieren ser minimizadas, apuntan y perforan el lado izquierdo del pecho. Sobre todo, cuando confirma: “No aprendimos a vivir sin Boca”, que es más o menos lo mismo a decir que no aprendimos a no estar en nuestra casa.

Hoy La Bombonera cumple 80 años, para que todo el mundo la salude. Para que todo el mundo la abrace a través de la distancia y el aislamiento que, logrando lo contrario, nos conecta mucho más a ella. A la joven Bombonera de ocho décadas, que quisieron jubilar. Pero que sigue ahí, firme, con la mística intacta. Con la pasión constante. Reconfirmando que es uno de los mayores orgullos de nuestras vidas.

Bombonera, hoy te escribo a vos…

A vos que supiste nacer donde debías hacerlo. En medio de los vecinos, en medio del barrio. Una especie de pulmón verde de cemento, para que respiremos en azul y amarillo. A vos que esperaste tu momento, luego de idas y venidas: Dársena Sur, al costado de la Calle Brasil, Costanera Sur, calles Ministro Brin y Sengüel, hasta llegar al terreno donde te quedaste. Eso sí, previa demostración que irte del barrio no era aceptable. Casi quiebra el Club, cuando te quisieron llevar a Wilde. Era 1914 y ya era sabido que tenías que estar en el lugar que te vio nacer, para darle más vida…

A vos, que sos una obra maestra de la ingeniería y la arquitectura; una obra cumbre de Viktor Sulcic, Raúl Bes y José Luis Delpini que sin saber harían la mejor del mundo, la más intimidante, la más ruidosa, la más amada y admirada por propios y extraños.

Te escribo a vos, reconocida mundialmente, visitada por millones de todas partes, que imitan a quienes te cuidan y que siguen a tu equipo de ese modo. Te escribo a vos, a la emplazada cerca de los conventillos para haber aprendido lo del color, a la que se ubica a apenas metros del primer cuartel de Bomberos para entender lo que es calor. A vos, que sos lo más hermoso que hemos visto y por ende debías tener a quienes te representaran como Quinquela Martín, Pérez Célis, Rómulo Maccio o Gustavo Navone. Te quiero escribir a vos, Bombonera mía, que naciste junto al pueblo, con el carnaval en tus paredes, con el cielo como techo para hacernos llegar varias veces.

Tu energía envidiada por todos, tu amor mantenido por nosotros. Tu porte, orgullo de ocho décadas. Tu importancia, nacida junto a vos aquel 25 de mayo de 1940. Tu fama de la mejor del mundo, sin vueltas, alimentada a gloria eterna y tantas vueltas.

Bombonera…

Sos las vías del tren que te desperezó cada día, hasta que esa fuerza se transformó en miles de pies que van marcando el paso, cada domingo, cada miércoles. Sos la primera transmisión nocturna de un partido, para decirle a todo el mundo quien eras. Pero también la que no necesitaba de la iluminación artificial para brillar.

Sos la que sos por todos nosotros. Por todas nosotras. Las Gladiadoras que te honran con su fuerza femenina. Sos la caja de bombones de nuestras vidas, en donde uno no sabe cuál le tocará, como dice una película. Pero sabiendo que siempre mejorarás todo, las historias felices y de las otras.

Sos la avalancha de las primeras veces, los bombos y banderas que cuelgan de la segunda, el vencer el miedo a caerse desde la tercera. Sos dejarse llevar, sin que importe lo que pase. Sos la garra, el encanto, la emoción, el coraje.

Sos Riquelme jugando en el patio de su casa; sos Palermo haciéndote gritar tantos goles; sos el Diego y su magia; las corridas de Rojitas; el “Pato” volando para caer en tu verde césped; sos Roma haciéndote vibrar como pocas veces. Sos Bianchi y sus puños levantados; las Copas Libertadores e Intercontinentales salvaguardadas; el grito de lucha del “Toto” Lorenzo; sos Suñé llevándote con él al Cilindro; Rattin y el alma bostera; Mouzo y el llanto por no terminar en vos, como quisiera. Sos un presidente que hipotecó su casa para hacerte; Alegre poniendo hasta lo que no tenía para defenderte; sos Macri maquillándote; Armando dándote a conocer de la mejor forma. Sos Madurga bailando con la más linda; Gatti paseándose, evitando el mal clima; Córdoba, Bermúdez y Serna, una sucursal colombiana para cuidarte como mereces; inclusive el pueblo defendiéndote de los que quisieron joderte, jubilarte, olvidando quien sos.

Pero nosotros no Bombonera. Nosotros no podemos olvidarte, por más que quisiéramos. Por más que se nos borrase la memoria de un día para el otro. De vos nos acordaríamos. Porque sos La Raulito y sus formas de amarte; el Tano Pascual que te visitaba todas las tardes; sos Julia Fieres, quien vivió en vos, para que nadie se quedara sin visitarte; sos toda la gente que fuiste y la que queda por habitarte.

Porque en tu falta de espacio de las calles, reside el amor más grande. Eso es lo mágico de tu forma, de las bandejas que no dividen lo que pasa si no que lo multiplican hasta niveles insospechables.

En este 25 de mayo te escribo a vos Bombonera. La revolución del amor inquebrantable. La defensora de que “las cosas tienen movimiento”. Pero la que nos cuenta que una cancha puede tener alma. Sos el rayo en la siesta boquense, como dijo Navone. Sos el lugar donde sigue pasando lo que fue, como nos contó Zucchi. Sos el canto alocado y las ganas locas de amarte. Sos única Bombonera.

Sos el vals que nos sale “Desde el alma”, los pibes en el alambrado arrugando nuestros trajes. Sos vestirnos de punta azul y amarillo para ir a visitarte. Cada domingo, cada día de semana, o cuando el cuerpo y la existencia nos obligue a ir a besarte. Pegarnos las redes del alambre, soñando para que se muevan las de tus arcos. Sos el Templo de nuestra religión bostera.

Sos la lluvia que lo bendice todo y el sol, que nos acompaña y nos da calor al estar adentro tuya. Sos el anhelo de volver a verte, más en estos días en que no podemos abrazarte. Ni abrazarnos unos a otros, estar lejos, no poder visitarte. Sos el movimiento constante de las células que nos componen, pero sobre todo de las historias que nos hacen. Sos los equipos que salen de memoria en nuestros sueños y el soñar de poder saltar a la cancha y poder pisarte.

Sos generaciones de pasiones. Sos abuelos, padres, hijos, nietos, que se transmiten una de las cosas más importantes en esta vida: ser de Boca y tener nuestra casa, que sos vos Bombonera.

Volver a pasar por el corazón

¿Cómo se hace vivir lejos de vos Bombonera? Esa pregunta no sé responderla. Porque básicamente no se puede.

Eduardo Galeano escribió, en su libro de los abrazos: “RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón”.

Eso es lo que pasa con vos Bombonera. Sos el recuerdo latente y latiendo. Nos abrazas en amarillo, para completar nuestro torrente azul.

Eso es lo que sos Bombonera. Sos el abrazo a mi viejo en 2001 en la final de la Copa, en mi primer partido sentado en vos y pedirle de otro modo, lo que mi tío Teodoro me pedía sin decir: “Ayudame a mirar”. Porque necesitaba guardarme todo lo que veía. Teodoro había ido una sola vez a la cancha, en los años ’50. Después quedo ciego. Sos eso Bombonera, sos eternidad.

Sos las lágrimas con mi padre en un martes frío de 1999, cuando me llevó a conocerte. Pedro Lajst, quien era dirigente por entonces, fue la llave a la felicidad. Un médico había dicho que era la mejor forma de tranquilizar mi pasión y mis ataques de respiración. El remedio fue peor que la enfermedad. O mucho mejor. Porque la pasión se eyectó de una forma difícil de explicar, pero la respiración mejoró. Porque sos eso Bombonera: oxígeno.

Eso es lo que me pasa con vos Bombonera. Porque siempre que vuelvo a verte, van conmigo todos los que fui y que pueda llegar a ser. Van las ganas de visitarte con Roma y que ella sienta lo que yo sentí cuando fui con mi viejo. Van la primera vez que vi ese verde impresionante, jugando con tus colores en las bandejas. Y el brillo en los ojos que se repite cada vez que estoy. Van las risas con Lajst, cuando voy a recorrerte por dentro; la mejor siestas como cuando me quedé dormido un martes de 2010; va, desde 2011, tener conmigo el mejor souvenir del universo: pedazos tuyos que arrojaban desde la tercera bandeja, hinchas de un club que se caía a pedazos, que allí empezaba a venirse abajo; cuando me quedé absolutamente solo con vos en 2016 y mi hermana se dio cuenta que definitivamente era más pleno ahí; cuando me filmaron para un documental griego y lloré sin poder explicar lo que sos en 2019. Porque sos eso: inexplicable.

Sos el llorar con Heber cuando se fue Palermo; el reír con Marcelo; la emoción con Franco por llevarlo por primera vez a verte, como a Checho. Sos la charla sin final con Federico; sos el sufrimiento junto a Rubén, después de haber festejado tanto. Mandar un audio a la madrugada a quien quiere escuchar, que estar ahí con vos, es lo mejor que puede pasarme. Sos el deseo de ir con Benja, Lucas y Franco. Sos el sueño de transmitirte a Roma.

Sos la felicidad infinita y las tristezas más sinceras. Sos el pedido a quienes me conocen, de que cuando me vaya del mundo tiren mis cenizas en tu piso Bombonera. Porque sos mi lugar en el mundo. Sos el lugar de nuestro mundo y nuestro mundo frente a cualquier lugar.

Feliz cumpleaños Bombonera. Felices 80 años, por el aniversario, pero sobre todo por esto:

El 805 de Brandsen se nos grabará en la memoria… en el alma. No habrá necesidad de jugarlo en la quiniela. Ya nos sabremos ganadores de por vida.

Te miraremos tan alta, imponente, tan perfecta, tan hermosa. No habrá ninguna igual. Ni hecha ni que quieran hacer.

Subiremos las escalinatas sin cansarnos, sin esperar, tratando de ganarle al tiempo. Sentiremos lo mismo que las primeras veces. Que las segundas, las terceras, que todas… Porque esa sensación jamás se olvida. En esta parte del planeta, el olvido no es factible. 

Seremos el rugido mundial. La voz eterna el grito de lucha, la emoción de…vuelta(s), de noche heroicas, de gestas imborrables, de próceres del fútbol, de ídolos de masas, de guerreros de nuestra historia. Se intimidará hasta al más descreído, se contagiará hasta al más frívolo, se escuchará hasta en los tiempos en que no estemos.

El 805 se nos grabará en la memoria… en el alma. No habrá necesidad de jugarse el número en apuestas absurdas. Porque en ella, la ganadora de por vida, donde la magia existe, donde el romanticismo se palpa, donde somos más plenos seremos vencedores… frente a la muerte.