Arruabarrena se refirió a un posible regreso como entrenador. Además, contó una anécdota con Osvaldo. Mirá.

No hay lugar a dudas que Boca es un mundo difícil de llevar. Tanto siendo futbolista como siendo entrenador. Muchos jugadores brillan en otros clubes pero no pueden con la presión del club de la Ribera y terminan dejando la institución sin pena ni gloria.

El caso de los DT’s no cambia demasiado. Por ejemplo, Gustavo Alfaro dejó en claro que estaba sobrepasado en varias ocasiones. Guillermo Barros Schelotto también tenía la misma sensación antes de la final ante River. Quien no pasó por lo mismo fue Rodolfo Arruabarrena, despedido por Angelici tras el hecho del gas pimienta.

El “Vasco” quería quedarse pero el presidente de aquel momento se mostró firme ante la decisión previa a la llegada del Mellizo. Ahora, en diálogo con Líbero por TyC Sports, el entrenador del Sharjah FC se refirió a un posible regreso pensando en el futuro:

Como jugador extrañás todo el ambiente pero como entrenador, después de dirigir Boca es muy difícil volver. Mi familia está en España y la idea es por bastante tiempo estar junto a ellos. Nunca se sabe si tendré otra chance o no. Soy hincha y nací ahí pero también es verdad que en el fútbol argentino se vive de otra manera: se disfruta y se sufre de maneras diferente”.

Al mismo tiempo recordó una divertida anécdota con Daniel Osvaldo mientras era jugador y lo elogió tanto en su aspecto profesional como humano:

“Me pasó en Grecia, en zona de grupos enfrentábamos a la Fiorentina y había un delantero que se llamaba Osvaldo. Había jugado en Huracán, que estaba en la Selección Juvenil de Italia, pero no sabía que era fanático de Boca. Estuvo todo el partido pidiéndome la camiseta. A mí nunca me gustó cambiar camisetas pero este loco se me apareció al vestuario terminado el partido, pidiéndomela. Se la di y con el tiempo, terminé dirigiéndolo”.

Es un fenómeno. A pesar de todos los comentarios que digan, conmigo se portó muy bien y fue muy profesional. Es un pibe que tiene un corazón enorme. Ahora tiene ganas de seguir jugando y le dije que era lo mejor que podía hacer. En vez de cantar, que juegue. Está contento donde está, esperemos que cuando se reanude todo pueda brillar”.