Tras las declaraciones de Falcioni, todo parece indicar que Juan Román Riquelme volvería frente a Olimpo, justo cuando más lo necesita el DT.

Lo borró. Julio César Falcioni no quería a Juan Román Riquelme en su equipo titular. Tras el debut y derrota frente a Godoy Cruz, el entrenador sacó conclusiones y entendió que el poco equilibrio que había en la mitad de la cancha era debido a la presencia del 10. Quizás, una decisión errónea: Riquelme no había jugado mal, había asistido bien a sus compañeros y lamentablemente no había podido aprovechar algunas chances de gol que tuvo.

La realidad es que aquel día, Battaglia,Somoza y Erviti no se acoplaron de la manera esperada. Jamás se entendió la posición del ex Banfield, que vagaba por distintos sectores de la cancha. Un Battaglia que no es ocho, que sólo rinde de cinco: fue fácil comerle la espalda y atacar por aquel sector. Somoza, que fue muy impreciso y que aún, sigue sin demostrar todo lo bueno que hizo en Vélez.

Lo dijo Diego Latorre hace algunos días: “Jamás ví un equipo desequilibrado por Riquelme”.

Su ausencia por lesión, ante Racing, marcó un antes y un después. Fue victoria en Avellaneda, gracias a la eficacia de García y Mouche. El técnico, se conformó. El hincha de Boca, no coincidió y jamás entendió las declaraciones post partido de Falcioni. “El Emperador”, que buscaba solidez, pensó y comprendió que su Boca, tendría que continuar con el querido 4-4-2. Desde mi lugar, siempre respeté las decisiones del entrenador, aunque admití que faltaba creación en aquel mediocampo.

Ante All Boys, y en La Bombonera, Boca lo pudo haber ganado. ¿Por qué? Es simple: el conjunto dirigido por Romero sólo vino a defenderse, a resguardar el cero. ¿Qué faltó? : Lo mismo de siempre. Alguien que pidiera la pelota, que asista al 9, que abra el juego hacia los costados, que meta un pase entrecortado.

No se le puede pedir a Erviti, que tiene un mes en Boca, que haga magia, que reemplace al 10 . La excusa para que Riquelme no jugara no fue lo físico. Durante toda la semana entrenó con normalidad, sin embargo el DT acusó: “Es una cuestión de funcionamiento”. Sí, increíble… Falcioni había quedado conforme con el rendimiento del partido anterior, con Racing.

Reapareció la maldita sinovitis, el líquido de la rodilla… Román volvía a quedarse afuera. Algunos rumores decían que el profe Otero lo había sobreexigido. Hablaron Dibos, Confalonieri y el actual preparador físico de Boca. Lo único que hicieron, cada uno con su opinión, fue marear aún más al hincha de Boca. Frente a Vélez, el rendimiento del equipo aquel día fue pobre, triste. La creación dependía de Erviti y Chávez, ambos, de pésimo encuentro. Una distracción en un córner hizo que Boca, otra vez, perdiera.

La semana previa al encuentro con San Lorenzo posó los ojos en la recuperación de Román. Todos, a la espera del alta médica que jamás llegaría y haría que, una vez más, Falcioni utilizara su sistema. No fue justo la derrota, es cierto. Poco hizo San Lorenzo para ganarlo, pero mucho menos intentó Boca.

Poco juego asociado, pelotazos para Mouche y Palermo, que poco pudieron hacer. Estuvo cerca Martín, pero Lunati y Migliore impidieron alguna variación en el resultado. Para colmo, las declaraciones post partido del DT: “No puede ser que no liguemos nada”… esperando algún milagro. Esperando alguna jugada de Mouche, que pase a cinco o seis jugadores, o que Palermo pase mitad de cancha y la meta.

Hoy martes, se puede decir que Román finalmente tiene su alta médica y que ya entrenó a la par de sus compañeros. Falcioni ya avisó que si lo vé bien, lo pondrá frente a Olimpo. ¿Un manotazo de ahogado? El entrenador sabe que no puede fallar nuevamente y menos, en La Bombonera: una derrota, sería el comienzo del fin de la era Falcioni en Boca…