Cristian Chávez y Nicolás Colazo no sintieron la función de ser los generadores de juego del equipo. Por momentos, Walter Erviti se encargó de cumplir este rol.

Una vez que se confirmó que Juan Román Riquelme no iba a estar entre los convocados, todo parecía indicar que Erviti sería la manija del equipo Xeneize. No fue así. Julio César Falcioni se inclinó por poner al mediocampo más parecido al del verano, relegando al ex Banfield al banco de suplentes.

Chávez y Colazo se mantuvieron durante la mayor parte del partido bien abiertos por sus bandas y no fueron opción de pase para las salidas desde abajo. De esta forma, y en el mejor de los casos, Sebastián Battaglia y Leandro Somoza debieron trasladar demasiado la pelota. En otras ocasiones, los defensores optaron por reventar lejos, a dividir, desperdiciando la posesión del balón

Con este panorama, Pablo Mouche debió retroceder más de la cuenta para recibir y en varias oportunidades llegó desgastado a la hora de tener que asistir a un compañero o definir él mismo. Igualmente, el delantero fue nuevamente el más desequilibrante de los de azul y oro.

El otro que sufrió la falta de un creador nato fue Martín Palermo, que debió jugar demasiado de espaldas al arco como un pivote. Sorpresivamente, una de las mejores jugadas pasó por los pies del goleador. En el complemento, recibió de “Pochi” y abrió la pelota para Colazo, que falló en la definición.

Desde su ingreso, aunque no fue tan punzante, Erviti jugó de “diez retrasado”. Parado al lado de Battaglia, distribuyó el balón hacia las bandas, se asoció bien con Chávez y hasta tuvo un remate de media distancia, que finalmente terminó dando en un rival.

Definitivamente, al optar por el 4-4-2 con los intérpretes veraniegos, Falcioni ganó en marca y orden pero perdió volumen de juego. Chávez y Colazo hicieron un buen trabajo por las bandas, pero se hubiese aprovechado mucho más su labor con un jugador que les haga llegar la pelota con claridad a su sector.

Boca generó situaciones, es cierto, pero estas fueron consecuencia de errores o ventajas que dio el rival o a ciertas acciones fortuitas. El Xeneize en todo momento buscó el arco rival con más ganas que ideas futbolísticas, algo que no debería ocurrir en un plantel tan rico como el actual.

Lo que ocurrió ayer fue un aviso y habrá que mejorar bastante de cara a lo que se viene para poder cumplir el objetivo de lograr el campeonato. ¿Habrá tomado nota Falcioni?