Centurión habló de su paso por Boca.

Tremendas declaraciones del exjugador de Boca sobre sus escándalos. Mirá lo que dijo.

Pasó mucho tiempo ya de su partida de Boca. Ricardo Centurión aportó todo su fútbol al equipo que terminó siendo campeón pero también se vio envuelto en escándalos que terminaron alejándolo del club.

Varios meses después, el delantero habló en “Closs Continental” (Radio Continental) y se mostró muy arrepentido:

Sí, me porté mal. Lo admito. Me porté mal, hice mis cagadas. Pero también me jodieron mucho. No me dejaban en paz. Me sentía perseguido por mi propia sombra. Y eso es feo. “La última vez que se armó lío yo venía de la reunión por la renovación de mi contrato y es verdad que me fui a un boliche en Lanús, pero vienen y me sacan una foto con flash en la cara… ¿Me decís que no está armado? ¿Que no te mandan? ¿Que no saben?”.

Ricky parece extrañar Boca. Si bien admitió sus culpas, también habló de los que “lo mataron” en su momento:

Muchas veces pienso por qué no me quedé jugando a las cartas, a la Play o a cualquier cosa. Pero uno en el momento toma decisiones, las hace y me costaron irme del club. Si pudiera volver el tiempo atrás, obviamente lo cambiaría. Fui un pendejo en un montón de cosas que no debía”.

“Yo me hago cargo de mi cosas, no de las de los demás, que me hicieron cargo a mí, porque me mataron por todos lados. Y hay que aguantar que te digan negro villero o cabeza de tacho. Si nadie sabe de dónde vengo, si me faltó un plato de comida, si lloré o reí“.

“Centu” también habló de Guillermo y Angelici. Y desestimó una posible vuelta a Boca:

“Yo fallé. Hasta el último día fallé. A Guillermo no le podía decir nada: le tenía que dar la mano, un abrazo e irme. Me bancó hasta donde pudo. Con Angelici me debo una charla. Seguramente terminará bien. Uno en caliente dice un montón de cosas. Yo cuando me estaba yendo de Boca estaba recontra caliente y pasó lo que pasó. Ya ni él ni Guillermo tenían la fuerza para defenderme”.

No creo poder volver a Boca porque no soy un pibe de quedarme quieto. Me gusta ir a la casa de mi tía, ir a algún lado con mis amigos. Para sentirme perseguido si un día libre me tomo una cerveza, o si estoy en un shopping, viene una piba a sacarse una foto y ya me inventan esto o me digan lo otro. No podría. Y después terminan diciendo que yo le hago mal a Boca. Ponele que vuelva a Boca, me tengo que encerrar en mi casa. Estar con mi novia y decirle que no vamos al shopping… No puedo vivir así”.