En lo poco que va del Apertura el Xeneize mostró otra forma de jugar en la que prima la concentración y la actitud, algo que no se veía hace algunos meses.

Si hay algo que Boca logró mejorar en lo poco que va del Apertura con respecto al Clausura anterior es la actitud y la concentración. Cuántas veces habrán sufrido los hinchas viendo a un equipo que no lograba cerrar partidos que estaban ganados, que no podía cuidar el puntito importante de visitante y que no ganaba con garra y astucia un encuentro complicado. Es cierto que aún falta una eternidad, que se viene -ante San Lorenzo- otro duelo clave para analizar si este plantel está realmente para cosas importantes, pero ya se puede ver otra mentalidad en un equipo que, frente a Newell’s y en Rosario, ganó un partido que antes perdía o empataba.

El primer partido oficial de Julio César Falcioni como entrenador, es un buen ejemplo de lo que sufría Boca su falta de concentración en el fondo y en la mitad. Un equipo que, como local, superó en varios aspectos a su rival (Godoy Cruz de Mendoza) durante la gran mayoría del juego y termina cayendo por 4 a 1. Otro caso es aquel clásico por la quita fecha ante San Lorenzo, en el que ninguno de los dos mereció el triunfo y un remate de Aureliano Torres le dio los tres puntos al Ciclón casi de milagro. También la dolorosa derrota ante Olimpo como local (con tantos de Rolle y Furch), que daba la impresión que el Xeneize era un rival fácil para cualquiera que quisiera ganarle. Estos son sólo algunos ejemplos de lo que se padecía la falta de inteligencia para moverse en la cancha.

Sería tonto decir que ya está todo hecho, que Boca ya tiene el campeonato ganado o que es el gran candidato al título, porque aún no ha mostrado un nivel superlativo en partidos importantes. Por eso será clave el duelo del próximo fin de semana ante San Lorenzo, donde habrá que mostrar chapa. Pero hay una cosa que es cierta: la actitud cambió. Ayer Boca estuvo seguro, inteligente, motivado, confiado, jugó como un grande y ganó con la garra que antes no tenía. Un adjetivo nada más, pero que hace la diferencia entre un equipo de mitad de tabla y uno que lucha el torneo.