El equipo alternó buenas y malas a lo largo del 2013. Aunque actualmente está quinto, su deuda es encontrar un estilo de juego.

Buen cierre de la temporada 2012-2013

Termina el 2013 y en el básquet se alternaron buenas y malas. Desde lo deportivo se vivieron dos temporadas bastante contrapuestas. Enero llegó con Boca tercero en la Liga Nacional de Básquet con un record de ocho triunfos ganados. El por aquel entonces equipo de Néstor García se hacía fuerte con Daniel Santiago en la pintura como uno de sus principales referentes. Además, el plantel de la temporada 2012-2013 contaba con figuras como Maximiliano Stanic, Federico Van Lacke y John DeGroat.

Sin embargo, en la última fecha de la fase regular cayó con Quimsa de local, y no pudo evitar un cruce de simifinal con el uno de la tabla. En cuartos barrió la serie 3-0 ante Argentino de Junín sin problemas, para llegar al momento clave. En semi se cruzó con Regatas de Corrientes, el mejor de la temporada regular. Después del 2-2 en La Bombonerita, tocó definir la serie de visitante.

Boca no fue muy bien recibido por los correntinos, que apedrearon tanto el micro de los jugadores como el de los hinchas que los acompañaban. A pesar que muchos creían que el partido no debía jugarse, el Xeneize salió a la cancha igual a buscar un lugar en la final. Pero en ese último encuentro los del “Che” terminaron su temporada cayendo por 82-74.

Más allá de quedar eliminado, Boca consiguió uno de los objetivos que se había puesto a principio de temporada: terminar entre los cuatro mejores. Con un plantel con varias figuras, se logró armar un equipo que sabía a qué jugaba y qué quería. Finalmente, se terminó perdiendo con el campeón de la Liga, y Boca cerró una buena temporada.

Inicio turbulento de la 2013-2014

Aunque el objetivo se consiguió, la dirigencia no fue astuta a la hora de mantener la base. El primero en irse fue el técnico: a García le salió una oferta para dirigir en Venezuela (país del que es entrenador de su Selección) y no dudó en aceptarla. Con él, el éxodo de figuras no tardó en llegar. Así, ni Santiago ni Van Lacke renovaron con el Xeneize. El caso de Stanic es más complicado e incluye versiones encontradas de parte del jugador y los directivos del club.

De esta forma, para la nueva temporada que empezó en septiembre Boca se quedó con Marcos Delía, Federico Aguerre, Alejandro Diez y DeGroat, y en lugar del Che, quedó Carlos Duro como entrenador principal. A ellos se sumaron dos grandes nombres: Robert Battle (subcampeón con Lanús la temporada pasada) y Selem Safar (proveniente del multicampeón Peñarol). Con los cambios terminados, empezó la temporada para el nuevo Boca, que incluía la participación en un torneo internacional en la Liga Sudamericana.

En el plano internacional, el Xeneize llegó hasta el Final Four, con muchos altibajos. A mitad de camino perdió a Battle por lesión, y el equipo lo sintió mucho. No obstante, llegó a la instancia final. Allí no mostró su mejor cara y finalizó cuarto de cuatro.

En cuanto a la Liga Nacional, a Boca le costó bastante encontrar una identidad de juego, sobre todo en ataque. En defensa se vio un equipo sólido, que se transformó en el mejor en ese aspecto. Sin embargo, pagó muy caro errores propios, como la cantidad de pérdidas y el bajo nivel en libres.

La primera fase terminó con siete encuentros ganados, y siete perdidos. Actualmente, con seis fechas jugadas de la segunda fase, el conjunto de Duro esta quinto. Sin embargo, le costó mucho contra rivales de mayor calibre, sobre todo cuando el encuentro estaba trabado. Los triunfos cómodos se dieron siempre con planteles muy inferiores, sin grandes objetivos en esta Liga.

Sus figuras, alrededor de las que se armó el plantel, no estuvieron en su mejor nivel. Así, DeGroat terminó siendo cortado en la anteúltima fecha. Pero no todas fueron pálidas, ya que Delía mostró un nivel muy superior al de la temporada pasada, aunque el equipo aún no lo busca demasiado. Así también el banco tuvo un gran aporte, como Alejandro Diez, Lucas Faggiano y Patricio Prato.

Momentos de cambios

Comienza el 2014, y una nueva oportunidad para Boca. El descanso llegó luego de varios encuentros en pocos días, con muchos kilómetros recorridos y poco tiempo para entrenar. Además, le dio tiempo suficiente a Battle de recuperarse y reintegrarse al equipo, y a la dirigencia de buscar un nuevo foráneo.

De cara a lo que queda de la temporada, el Xeneize debe encontrar su identidad en el rectángulo, y dejar de lado los factores externos.