Riquelme volvió después de tres fechas con una actuación correcta, pero sin brillar.

Su último partido había sido el Superclásico, también en La Bombonera. Pasaron tres fechas para que Román pueda volver al jardín de su casa, y para eso tuvo que recuperarse de un desgarro en el aductor que lo alejó de las canchas todo este tiempo.

El 10 quería volver en éste partido. Su objetivo era, como siempre, asistir a Palermo en un gol el día de su despedida. Que el último tanto del 9 sea gracias a él. No se dio, pero sí lo intentaron ambos. Allá por el minuto 13 del primer tiempo, el Titán dejó pasar la pelota entre sus piernas (pase de Mouche) para que la tuviera Román, quien se la devolvió en un toque. El mano a mano lo ganó el arquero Bologna, mandando el remate de Martín al córner. También combinaron en una jugada del segundo tiempo, pero ésta vez el asistido fue Riquelme, quien no llegó a tomar la pelota.

Tuvo tres chances de gol: dos remates que quiso poner en un ángulo y se le fueron desviados, ambos en el primer tiempo; y un tiro débil a las manos de Bologna en el complemento. Ésta vez no pudo ser.

La pelota pasó mucho por sus pies como siempre, pero no fue el líder en el ataque que suele ser: prefirió asistir a Mouche y Clemente en sus desbordes por el costado izquierdo de la defensa de Banfield, el punto débil del Taladro anoche. Fue seguro en el toque corto y coordinó los tiempos de ataque, pero sin sobresalir.

Ahora, se prepara para terminar el torneo de la mejor manera, el domingo ante Gimnasia. Por lo pronto, ayer hubo un aceptable Román.