En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. El amor por Boca y el estar siempre, como sea, escrito desde Córdoba.

Son las 21:00 hs del domingo. Un taxi se ve a lo lejos. Empiezo a pensar: “Que no lo pare esa vieja, que no lo pare esa vieja”. No funciona. Por suerte a los cinco minutos aparece uno, en la calle vacía. Subo. “Vamos hasta Alberdi, a la cancha de Belgrano”, le digo al taxista.

Ya en cercanías de la cancha, las camisetas celestes aparecen desde cualquier rincón. La pulsera de Boca ha sido debidamente sacada, para evitar cualquier altercado. Y el taxista cambia el semblante. Debe ser de Talleres.

Caminar hasta el estadio es hacerlo invadido por el olor a choris, el aroma al fernet y la melodía de “La Mona”, que salen, desde una casa a todo volumen. “En la justa medida quiero una ilusión /Que me llene los días” canta Jiménez y a esa hora de la noche, de golpe nos une -con necesidades diferentes- a piratas y este xeneize, metido ahí.

En la cabina de transmisión, se ve Alberdi de fondo. Barrio histórico, hermoso e importante de Córdoba, si los hay. Barrio popular, de luchas, de resistencias, de momentos cumbres en la existencia de La Docta. Esas características, de golpe también nos unió a celestes y el bostero, que ya contaba algunos más. Todos periodistas de Boca. Como Pabla Aranda de A Todo Boca, que puteaba por la mala señal. Es que, yendo de visitante y sin nuestra gente, la necesidad de contactarse con los nuestros crece.

Estar como sea

A 50 kilómetros de Córdoba, se estaban viviendo tremendos recitales en el Cosquín Rock. Pero en Alberdi, los recitales eran los golpes de las chapas y las puteadas, por la mala suerte de Belgrano y por el gol de Boca. Inclusive insultos a noteros partidarios, de los grandes medios, exigiéndoles que informen sin operar. Uno también pediría eso.

La gente cantaba y explotó cerca del final cuando Belgrano empató. Siempre mirando de reojo para ver qué hacíamos nosotros. Para saber si éramos capaces de controlar los impulsos. A veces no se podía.

En la última jugada ni el destino ni el árbitro, quisieron que Boca ganara. Hubiese sido terminar un fin de semana lindo, pero no importó. El resultado no iba a modificar nada, de lo que sentimos.

Amor

Porque es así. Porque somos así. Pese a todo, debíamos estar como sea. Frente a la cara de culo del policía de la entrada, al saber que éramos de Boca; pese a tener que estar en silencio todo el tiempo, pasándola mal, cuando podría haber ido a un bar y mirarlo sin reprimirme; pese al resultado que no ayuda; pese a los dirigentes que se palmean impunes con los periodistas partidarios, que le hacen el juego de joderse en nuestra historia, en los socios, en nuestra existencia.
Porque siempre fue así, porque seguirá siendo así. Esto de estar, esto de amar a Boca pase lo que pase y en cualquier situación. Saltando en nuestras tribunas o comiéndose las uñas, para no gritar, cuando sos re mil visitante. Cuando estás indefenso, cuando todo está en contra. Y cuando ser de Boca es lo único que te salva.

Y te salva, pese al dolor que está presente. Pese al revés que nos dio la vida, pero sabiendo que nos vamos a levantar. Pese a que la historia no se respetó a si misma, pese a que costará pero hay que reinventarse.
Porque nos quieren creer muertos. Están tratando de imponer eso. Pero no, no pueden porque “donde hay amor hay vida”, como dijo Gandhi. Y nuestro amor que da vida, frente a la muerte, es Boca.

Estamos acá, reventando las canchas, cuando no podría ser así. En amistosos devaluados, pero poniendo el pecho. Poniendo la cara, para demostrar que estamos y más que antes.

Estamos dolidos. Nos llevará tiempo la recuperación. Pero nunca fuimos una final, un título. No resumimos nuestra historia a 90 minutos. Siempre fuimos más que eso. Siempre estuvimos por encima de todo eso.

Por eso, hoy más que nunca te decimos que te amamos Boca. Porque sos causante de nuestras tristezas más sinceras y las alegrías más infinitas. Pero sobre todo, porque nos haces feliz. Pese al destino, la vida, los que tiran en contra. Sos el abrazo anónimo que reconforta, sos la complicidad del que comparte los colores y nos entiende. Sos esa locura que no se explica. Sos la posibilidad de ser partes de lo más grande. Sos el entendimiento de lo inexplicable. Sos nuestro grito de amor Boca. Y mientras tengamos voz, mientras no puedan callarnos te vamos a amar. Con fiereza, romaticismo, a sentimiento pelado.

Porque sos Boca. Sos los colores en un mundo gris. Sos lo esencial, frente a los resultadistas. Sos una forma de ver, sentir y tomar la vida. Pero sobre todo sos el amor. El primero y el más fiel, por algo. Ese que nos llena. Que nos entristece hasta lo más profundo, hasta el plano más oscuro de nosotros. Pero inclusive ahí brilla con una luz tan intensa, que nos enciende.

Sos eso y más Boca. Sos nuestro amor. A prueba de todo. Y contra eso, no hay nada ni nadie, que pueda vencerlo. Ni matarlo.