El ex árbitro contó algunas sensaciones en diálogo con Olé. Repasá su palabra y conocé otra visión.

Todos sabemos lo que sintió Marcelo Delgado al empujar la pelota, lo que pensó Juan Román Riquelme tras tirar el caño histórico y la emoción de Martín Palermo al meter ese zurdazo que entró la historia. Pero… ¿qué se le pasó a Ángel Sánchez, el juez de aquel Superclásico en la Bombonera, por la cabeza?

A 20 años, el ex árbitro revive momentos únicos y recuerda detalles claves del encuentro entre el Xeneize y el Millonario.

Sale Moreno, entra Palermo:

“Cuando Palermo se paró al costado de la cancha para entrar, no sólo yo, la Bombonera sintió que iba a pasar lo que pasó. Es muy difícil explicar sensaciones. Pero todo el estadio percibió que algo podía pasar. La situación posterior al gol fue muy emotiva, el llanto, el abrazo…. Parecía más producto de una película que de un hecho real, fue algo muy impactante para los que estábamos ahí”.

El caño de Riquelme:

Primero que nada en la jugada del caño de Riquelme a Yepes la verdad es que lo disfruté mucho más por televisión que en la cancha. En el campo tenía una perspectiva de ver la reacción del jugador al que se le cometió el caño, si había algún tipo de reacción o algo. Pero Yepes tuvo una actitud muy tranquila, que en ese momento fue lo único que visualicé. Después disfruté mucho más de la jerarquía de ese caño”.

El gol de Palermo y la finalización del partido:

“Van 20 años y cada vez que lo repiten y lo puedo ver, lo veo. Lo que recuerdo es que producto de la lentitud que tuvo la definición, me dejó llegar a una posición de espectador: iba para un lado, iba para el otro, nos dio tiempo a todos de llegar bien a esa jugada de peligro, llegué muy cómodo y hasta me tuve que frenar porque vi unos movimientos poco habituales en el fútbol de hoy en día. Lo terminé porque no daba para más. Nunca viví una situación similar, tan emotiva. Creo que tenía más que ver con todo el contexto anterior que con la situación en particular. No era un gol más. No cambiaba mucho si seguía el partido. La película tenía el final lógico, sólo le faltaba el guión de los americanos”.