Un día como hoy pero de 1996, Boca le ganaba a River en la Bombonera por 4 a 1, con tres goles de Caniggia y uno de Basualdo. Noche de goles, festejos y picos.

El 14 de julio de 1996 no fue un día más para ningún hincha de Boca, es que su equipo -de irregular andar en el campeonato- con muchas figuras pero pocos resultados debía enfrentar a uno de los mejores equipos de River en su historia. Los dirigidos por Ramón Díaz habían ganado la Copa Libertadores hacía poco, mientras que el Xeneize, que había sido goleado por Gimnaisa y Vélez, trataba de prenderse en la lucha por el Clausura y sacar un buen triunfo en el clásico para salvar el año. Y vaya si lo hizo: 4 a 1, fiesta, goles y alegría ante el hijo de siempre.

Lo necesitaba el hincha, gastado por la gente de River que venía de ganar la Copa, lo necesitaban los jugadores, criticados por la prensa por el pésimo rendimiento en el torneo, lo necesitaba la dirigencia, que había llegado al club recientemente (con el triunfo de Mauricio Macri en las elecciones) y no se le venían dando los resultados. Es por eso que Carlos Salvador Bilardo ponía lo mejor de su Boca en cancha: Carlos Navarro Montoya; Fernando Gamboa, Néstor Fabbri, Carlos Javier Mac Allister, José Horacio Basualdo; Fabián Gustavo Carrizo, Cristian Alberto González, Juan Sebastián Verón; Diego Maradona; Claudio Caniggia y Alphonse Tchami, para intentar quedarse con los 3 puntos.

Por su parte River llegaba a la Bombonera para darle el golpe de knock out al Xeneize y para eso Ramón Díaz mandó a la cancha a: Germán Burgos; Hernán Díaz, Celso Ayala, Guillermo Rivarola, Ricardo Altamirano; Marcelo Escudero, Leonardo Astrada, Cedrés, Pablo Lavallén; Gabriel Omar Amato y Enzo Francescoli.

Como todo clásico la historia arrancó luchada y recién en el final de la primera parte apareció Basualdo para cabecear al ángulo un centro milimétrico de Caniggia y poner las cosas 1 a 0. Un golpe letal en lo ánimico por lo que significa para el rival irse al vestuario perdiendo el superclásico como visitante.

En la segunda parte se vio la explosión del Cani. Tres goles, imparable para una defensa lenta que nunca pudo alcanzar al Pajaro y tres alegrías que hicieron estallar a los hinchas. El primero fue una obra de arte, el delantero se pasó a todo el fondo de River como si fueran conos, encaró en el área y metió un flechazo cruzado inalcanzable para Burgos.

El segundo fue bien “a lo Boca”: Fabbri la picó al área y el 8 fue, metió y estiró la pierna para puntearla y poner el partido 3 a 0. En el tercero, el rubio de pelo largo contó con la suerte que no tuvo Maradona, quien pateó su penal al palo, el rebote fue encontrado por la estrella de la noche que convirtió su hat-trick.

El descuento posterior de Amato de poco sirvió y el pitazo final de Aníbal Hay sentenció el triunfo boquense por goleada en el superclásico.

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